«Homo naledi»: ¿un nuevo miembro de la familia humana? Foto: Mark Thiessen

«Homo naledi»: ¿un nuevo miembro de la familia humana? Foto: Mark Thiessen

El descubrimiento en Sudáfrica de una nueva especie de hominino podría sacudir los cimientos de la familia humana. El hallazgo, anunciado el pasado 10 de septiembre por National Geographic, la Universidad del Witwatersrand («Wits»), el Departamento de Ciencia y Tecnología de Sudáfrica y la National Research Foundation (DST/NRF), fue publicado en dos artículos de la revista científica eLifeserá el tema de portada del número de octubre de la Geographic. La investigación aporta nuevos datos acerca de los orígenes y la diversidad de nuestro género, y nuevas pistas sobre la conducta humana. Todo apunta a que la especie recién descubierta, bautizada como Homo naledi, depositaba sus cadáveres deliberadamente en una remota cámara cavernaria, un comportamiento que hasta ahora se creía era exclusivo del ser humano.

Con unas 1.550 piezas numeradas, este es el mayor hallazgo de fósiles de hominino localizado hasta este momento en el continente africano. El descubrimiento inicial, realizado por dos espeleólogos aficionados, tuvo lugar en 2013 en una cueva llamada Rising Star, a unos 50 kilómetros al noroeste de Johannesburgo, una zona declarada por la Unesco Patrimonio Mundial y conocida como Cuna de la Humanidad por haber proporcionado durante la primera mitad del siglo XX tantos fósiles de nuestros primeros ancestros. Los nuevos restos, pendientes de datación, se hallaron en una de las cámaras más remotas de la cueva, una sima situada a unos 90 metros de la entrada, que solo es accesible por un paso tan estrecho que fue necesario constituir un equipo de individuos, con formación científica y experiencia en espeleología, extremadamente delgados para que pudiesen deslizarse por aquel pozo.



Los fósiles recuperados hasta el momento pertenecen como mínimo a 15 individuos de la misma especie, una mínima parte de los fósiles que se cree alberga la cueva. «Con prácticamente todos y cada uno de los huesos del cuerpo representados más de una vez, Homo nalediya es en la práctica el miembro fósil mejor conocido de nuestro linaje», afirma el paleantropólogo Lee Berger, del Instituto de Estudios Evolutivos de la Universidad del Witwatersrand, en Johannesburgo, y Explorador Residente de National Geographic. Incansable buscador de fósiles que esclarecieran el misterio del origen de nuestro género Homo en el sur de África, Berger es el director de las dos expediciones que han descubierto y recuperado los fósiles.

Una mezcla de primitivo y humano
El nombre H. naledi alude a la cueva Rising Star, ya que naledisignifica «estrella» en sotho, la lengua local. «En conjunto parece uno de los miembros más primitivos de nuestro género, pero también presenta una serie de rasgos sorprendentemente semejantes a los humanos, tanto que justifican su inclusión en el género Homo –explica John Hawkins, de la Universidad de Wisconsin-Madison, uno de los autores del artículo que describe la nueva especie–. H. naledi tenía un cerebro muy pequeño, del tamaño aproximado de una naranja (unos 500 centímetros cúbicos), que coronaba un cuerpo extremadamente esbelto.» La investigación revela que su estatura media rondaba los 1,50 metros, con un peso de unos 45 kilos.



La descripción de la dentadura lo asemeja a los primeros miembros conocidos de nuestro género, como Homo habilis, igual que la mayor parte de sus rasgos craneales. Los hombros, en cambio, tienen aspecto simiesco. «La mano sugiere la capacidad de utilizar herramientas –explica la doctora Tracy Kivell, de la Universidad de Kent (Reino Unido), integrante del equipo que estudió este aspecto de la anatomía de H. naledi–. Lo sorprendente es que presenta unos dedos muy curvados, más que la observada en cualquier otra especie de los primeros homininos, lo cual demuestra a todas luces su capacidad de escalada.»

Las manos contrastan con los pies, «virtualmente indistinguibles de los del humano moderno», en palabras del doctor William Harcourt-Smith, del Lehman College (Universidad de la Ciudad de Nueva York) y del Museo Americano de Historia Natural, y la persona que dirige el estudio sobre los pies del H. Naledi. Estos, combinados con sus largas piernas, sugieren que la especie era capaz de realizar largas caminatas. «La combinación de rasgos anatómicos de H. naledi lo distingue de todas las especies conocidas hasta ahora», añade Berger.

Indicios de conducta ritual
Quizá lo más destacable del hallazgo sea, según concluyen los investigadores, que este hominino de aspecto primitivo posiblemente practicase una forma de comportamiento que hasta ahora se creía exclusiva de los humanos. Los fósiles –lactantes, niños, adultos y ancianos– se descubrieron en una sima situada a gran profundidad que el equipo bautizó como cámara de Dinaledi (o «cámara de las estrellas»). Se trata de un espacio que «siempre ha estado aislado de otras cámaras y que en ningún momento tuvo comunicación directa con la superficie –explica Paul Dirks, de la Universidad James Cook de Queensland (Australia)–. El dato importante es que estos restos se hallaron dentro de una sima remota sin ningún otro fósil de animal grande.»