El papa Francisco agradeció a la policía italiana que vigila el Vaticano y sobre todo la concurrida plaza de San Pedro ante la eventualidad de que algún «loco» cometa «una masacre», dijo.

«Les agradezco por vuestra vigilante presencia y por la asistencia que prestan durante la celebración de los ritos litúrgicos y las numerosas manifestaciones relacionadas con la basílica de San Pedro y toda la Ciudad del Vaticano», dijo el papa al recibir en audiencia al personal italiano encargado de la seguridad del Vaticano.



«Gracias por su discreta y eficaz vigilancia, los peregrinos que de tantas partes del mundo acuden a visitar la tumba del apóstol Pedro, tienen la posibilidad de vivir con tranquilidad esta importante experiencia de fe», afirmó el pontífice argentino.

«Ustedes se sacrifican para proteger al papa, para proteger a las personas de que no haya algún loco que quiera cometer una masacre y destroce a tantas familias», dijo.



En la audiencia participó entre otros el jefe de la policía italiana, Franco Gabrielli, quien recordó que tanto la Santa Sede como la ciudad de Roma figuran como «blancos de ataques en la propaganda terrorista y jihadista», dijo.

Desde los Acuerdos de Letrán ratificados en 1929, Italia está encargada de la vigilancia del Vaticano. En caso de incidentes en la plaza de San Pedro, territorio de la Santa Sede, la policía italiana debe intervenir. 

El papa cuenta también con la protección personal de 110 guardias suizos y de la gendarmería vaticana, compuesta por 130 agentes, los cuales garantizan la seguridad al interior de los muros de la Ciudad del Vaticano. 

Los dos cuerpos armados están entrenados para hacer frente a cualquier tipo de ataque. 

En un telegrama divulgado este lunes, Francisco condenó el ataque del viernes por parte de un yihadista en el sur de Francia y elogió el heroísmo del policía Arnaud Beltrame, quien se ofreció voluntariamente como rehén durante el ataque.

El policía falleció el sábado, con lo que el saldo final aumentó a cuatro muertos.