Jesús nos ama tanto que, antes de partir de este mundo, intercedió al Padre por nosotros para que nos guardara del mal, porque Él conocía al enemigo y sabía que no descansaría hasta vernos destruidos. Por esta razón Él necesitaba decirle que no nos dejará solos.

Sabemos que nuestra guerra no es fácil, que hay un adversario dispuesto a todo; pero tenemos que estar confiados, porque esta oración llamó Su atención para que Él intervenga y el mal no prospere. Él nos da el respaldo total ante cualquier ataque del enemigo, porque le hará la guerra. Su Hijo amado se lo pidió, y esto es suficiente para que nos defienda.



Y este ruego aún permanece en el Cielo. Él continúa intercediendo por nosotros para que nuestros caminos estén rodeados de todo el ejército de Dios, listo para entrar en acción cuando Él lo ordene, y que nada nos pase.

Por la pastora Montserrat Bogaert/ Iglesia Monte de Dios