Presentar a Joaquín «el Chapo» Guzmán como empleado de Ismael «el Mayo» Zambada en el cártel de Sinaloa es una estrategia errada para defenderlo de los cargos que enfrenta en en Estados Unidos porque existen amplias pruebas de su culpabilidad, coincidieron en México expertos en narcotráfico.

Desde el inicio del juicio esta semana en Nueva York, el abogado de Guzmán, Jeffrey Lichtman, hizo una movida inesperado ante el jurado. Alegó que el verdadero jefe del cartel sería Zambada –jamás capturado pero coacusado en el proceso– y quien además habría pagado cientos de millones de dólares «al actual y al anterior presidente de México».



Felipe Calderón, quien gobernó en el período 2006-2012, y el actual presidente Enrique Peña Nieto negaron la acusación, que motivó además un llamado de atención del juez a Lichtman. En México, especialistas en narcotráfico desestimaron al unísono la estrategia defensiva.



«Está clarísimo lo que pretenden hacer: minimizar el papel del ‘Chapo’ porque no tienen muchas oportunidades de defensa. Es abrumadora la evidencia sobre la participación de Guzmán en el narcotráfico, y así lo va a presentar la fiscalía», dijo a la AFP Alejandro Hope, analista en seguridad.

Para José Reveles, periodista y autor de varios libros sobre narcotráfico, este alegato apunta a un jurado integrado por estadounidenses comunes ajenos a la criminalidad en México.

«Las doce personas que están en el jurado no son conocedores del narco (…) los puede impresionar un discurso como éste, diciendo, ‘no es el gran capo internacional que dice el gobierno de Estados Unidos, es un empleado menor, un soldado de este ejército'», dijo.

Evoca además la polémica entrevista de Guzmán con el actor Sean Penn, ante quien se presentó como el que suministraba más drogas «que cualquiera en el mundo» y que para ello contaba con «una flota de submarinos, aviones, camionetas y barcos».

Desde el punto de vista legal, el exfiscal Samuel González opinó que la táctica busca una pena menor alegando que habría obedecido órdenes.

«Guzmán enfrenta la acusación de ‘empresa criminal continua’, que sanciona a cualquier persona que participa en una asociación criminal para realizar delitos de narcotráfico», dijo.

«La pena mínima son 20 años, pero si es uno de los jefes alcanza cadena perpetua. La defensa trata de probar desesperadamente que el líder era Zambada», agregó.

– ¿Presidentes a sueldo? –

Sobre la acusación de que Calderón y Peña Nieto recibieron cientos de millones de dólares de Zambada, para Hope y González las actuaciones de ambos presidentes en su combate en el narcotráfico restan valor al argumento.

«No hay delincuencia organizada, no hay traficante que no tenga cobertura gubernamental», dice Reveles al acotar sin embargo que «comprobar fehacientemente (el pago a presidentes) va a estar difícil».

Hope desestima del todo la acusación al recordar que fue Calderón quien capturó y extraditó a Estados Unidos a Vicente Zambada, hijo del «Mayo».

«Y con Peña Nieto, la cuestión es cómo dejaron escapar a Guzmán», dice el especialista, al recordar que el capo se fugó de un penal de máxima seguridad en 2016 frente a las cámaras de vigilancia, aunque fue recapturado en 2017.

Para Samuel González, señalar a presidentes mexicanos de estar coludidos directamente con el narcotráfico también apunta a Estados Unidos, «pues ello significaría que el gobierno de Washington tiene acuerdos con el narco al tener una colaboración con México».

«Hay también un punto de fondo: si un presidente mexicano quiere enriquecerse, tiene numerosas fuentes posibles de ingreso, no tiene sentido que opten por la única forma de corrupción que le importa a Estados Unidos, que es recibir dinero del narcotráfico», añade Hope.

Reveles encuentra que la única expresión sincera de Guzmán en el juicio ha sido el beso que lanzó a su esposa, Emma Coronel, y su frustrada petición de que le dejen abrazarla.

«Ahí sí creo que es genuino, que está enamorado de la muchacha y de sus (hijas) gemelitas. Es lo más sincero del ‘Chapo’, siempre ha sido muy enamorado».