Tanto la palabra pedofilia como pederastia denotan la atracción erótica que una persona adulta siente por los niños, pero solo pederastia se refiere al abuso sexual que el adulto comete con ellos.

Nuestros medios de comunicación confunden con mucha frecuencia estos dos vocablos, como se muestra con los siguientes ejemplos: «Sacerdote dominicano, condenado por pedofilia en EE. UU., imparte clases en Punta Cana», «La joven tildó de mentiroso al portal TMZ por decir que intentó quitarse la vida por el documental que acusa a su padre, Michael Jackson, de pedofilia», «Fue a los 14 cuando se convirtió en víctima de pedofilia por parte de un religioso» o «Gigantesca investigación acusa a 300 curas de pedofilia en EE. UU.».

El Diccionario de la lengua española incluye bajo pederastia la acepción ‘inclinación erótica hacia los niños’, significado que comparte con pedofilia; pero no sucede lo mismo al contrario, es decir, la definición de pedofilia no recoge el abuso de menores, que sí consta en la de pederastia. Además, como explica el Diccionario de términos médicos, «en los últimos años se aprecia una tendencia a reservar el término pedofilia para designar la mera atracción sexual o tendencia parafílica, y se prefiere pederastia para la relación sexual como conducta delictiva (tipificada como abuso sexual)».

Por todo ello, en informaciones como las de los ejemplos citados se recomienda emplear pedofilia para hacer referencia a la atracción erótica hacia los niños y reservar pederastia para los abusos sexuales cometidos contra ellos: «Un sacerdote dominicano, condenado por pederastia en EE. UU., imparte clases en Punta Cana», «La joven tildó de mentiroso al portal TMZ por decir que intentó quitarse la vida por el documental que acusa a su padre, Michael Jackson, de pederastia», «Fue a los 14 cuando se convirtió en víctima de pederastia por parte de un religioso» y «Gigantesca investigación acusa a 300 curas de pederastia en EE. UU.».

Por Fundéu Guzmán Ariza