Un controlador aéreo tiene, entre otras muchas funciones, la obligación de facilitar el aterrizaje y despegue de las decenas de vuelos que llegan o parten de un aeropuerto.

A menudo, el trabajo es bastante complicado, ya que entran en juego factores como el tráfico, las pistas ocupadas o las condiciones atmosféricas, algo que ha ocurrido en el aeropuerto de Gatwick, en Londres, con una nave de Emirates.



El avión procedía al aterrizaje en una pista que se vió «atacada» por un banco espeso de nubes que provocaba el pánico entre los controladores. Aunque todo entraba dentro de la normalidad, la sensación de ver aparecer un avión entre las nubes es algo que pone nervioso a la persona más tranquila; no hablemos ya de los pasajeros que, desde dentro de la nave, eran incapaces de ver por qué estaban descendiendo.



Finalmente, el aterrizaje se saldó con éxito, y el tráfico aéreo continuó con normalidad pese a la presencia de este curioso fenómeno atmosférico que tomó el aeropuerto de Gatwick durante algunas horas.