Al leer el pasaje de hoy, ¿pudo darse cuenta del conflicto que se narra en él? El apóstol Pablo explica que aunque los creyentes luchamos con el pecado, ya no estamos “en la carne”, porque el Espíritu de Dios habita en nosotros (Ro 9). La palabra carne significa la parte natural de cada persona, que desea actuar en oposición a Dios. Por eso Pablo dice: “Los que están en la carne no pueden agradar a Dios” (Ro 8).

A pesar de que los cristianos han sido libertados de la dominación de la carne y tienen ahora el Espíritu Santo, el conflicto no ha terminado, porque nuestros viejos patrones carnales no han sido erradicados. No obstante, no tenemos que sucumbir a vivir por ellos. De hecho, estamos “obligados” a hacer morir las obras de la carne por el poder del Espíritu Santo (Ro 12, 13).



Para librar esta batalla, necesitamos armas espirituales poderosas, y eso es justo lo que el Señor nos ha dado. En Efesios 6.10-17, encontramos toda la armadura de Dios, la cual nos ayuda a mantenernos firmes, y protege nuestra mente y nuestro corazón con la verdad. Tenemos el escudo de la fe para apagar las mentiras de Satanás, y la Palabra de Dios como nuestra arma contra la tentación.

Romanos 13.14 nos dice: “Vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”. ¿Está usted utilizando los recursos que el Señor ha dado para ayudarle a hacer morir esos deseos pecaminosos y las obras de la carne? Ya que la batalla comienza en la mente, ese es el lugar para empezar. Al reprogramar sus pensamientos con la Palabra de Dios, sus deseos y sus acciones también serán reprogramados.



Fuente Encontacto.org