Muchos creyentes se desanimarán al saber que ayudar a los demás no les reserva un lugar en el cielo. Las buenas obras no significan nada para Dios, a menos que sean el resultado de una relación con Él. No importa cuántos actos de bondad o servicio haya realizado una persona, solo quienes hayan recibido a Jesucristo como Salvador irán al cielo.

La definición de creer a menudo confunde a los miembros de la iglesia que carecen de una fe genuina. Creen en Dios, en Jesucristo y el cielo. Pero existe una diferencia entre aceptar una idea de manera intelectual y reconocer espiritualmente a Cristo como Salvador. Lo que vemos en la Biblia es que, cuando alguien cree en el Señor Jesucristo de verdad, experimenta un cambio. Es imposible seguir siendo igual después de darse cuenta de la urgente necesidad que tiene de Él. (Ver Juan 4.39).



El deseo de salvación comienza con el reconocimiento de que hemos pecado contra Dios, y de que no hay esperanza de salvación sin Jesucristo. Cuando confiamos en su sacrificio para el pago de nuestra deuda de pecado, Dios promete responder. Si usted anhela pasar la eternidad en el cielo junto a Él, hágase esta pregunta: ¿He sido salvo? Si no es así, ahora es el momento.

Fuente Holadoctor.com