El reconocimiento facial se impone en aeropuertos, hoteles, ventas por internet e incluso en aseos públicos de China. Pero cuando un zoológico intentó escanear la cara de un profesor de derecho, este decidió presentar una denuncia.

Guo Bing decidió demandar a un parque de animales de Hangzhu (este), un caso inédito en el país. Este hecho también indica una creciente desconfianza en la recopilación de datos personales, en una sociedad cada vez más digitalizada y vigilada.



El gobierno chino, deseoso de hacer de China un líder tecnológico, ofrece su apoyo a los programas de reconocimiento facial e inteligencia artificial.

Numerosas encuestas demuestran que los chinos observar cierta tolerancia hacia estas innovaciones, a veces intrusivas, que consideran como beneficiosas en términos de vida cotidiana y de seguridad pública.



Pero la percepción está cambiando debido a la recopilación de un número creciente de datos biométricos, desde huellas dactilares hasta escaneos faciales y de iris del ojo. La denuncia presentada en octubre por Guo Bing, profesor en la Universidad de Ciencias y Técnicas de la provincia de Zhejiang, en Hangzhu, es la primera de este tipo en los medios de comunicación chinos.

En profesor denuncia el sistema de reconocimiento facial establecido por el Safari Park de Hangzhu para filtrar las entradas de los visitantes dotados de tarjetas anuales. Los comentarios sobre el caso acumularon más de 100 millones de opiniones en la red social Weibo, donde muchos usuarios piden una prohibición absoluta de la recogida de datos biométricos.

Las filtraciones de información personal por personas malintencionadas no son infrecuentes. Por ejemplo, a menudo se venden números de teléfonos celulares a empresas que hacen llamadas telefónicas.

Caja de Pandora

En un reciente artículo que provocó un intenso debate, Lao Dongyan, profesor de Derecho de la prestigiosa Universidad Tsinghua de Pekín, describió el reconocimiento facial como «un pacto con el diablo».

«La promoción arbitraria de esta tecnología abrirá la caja de Pandora. El precio no será sólo nuestra privacidad, sino también la seguridad por la que hemos trabajado», escribió.

En su denuncia civil, Guo Bing considera que la filtración o el uso fraudulento de datos personales «pueden atentar fácilmente contra la seguridad y los bienes de los consumidores».

Un tribunal de Hangzhu accedió a examinar el caso pero sin dar una fecha precisa.

El 30 de diciembre, el gobierno publicó directrices no vinculantes para regular la recopilación y el uso de datos a fin de evitar la utilización indebida de determinadas aplicaciones móviles. Sin embargo, China no cuenta con una legislación específica en materia de información personal.

Con cámaras de vigilancia presentes en todo el país en nombre de la seguridad pública, el gobierno podría optar por una legislación que sancione los abusos de la recogida, pero no su principio, nota Lokman Tsui, profesor de Comunicación de la Universidad China de Hong Kong.

«Sería relativamente fácil para el gobierno actuar contra el procesamiento o la venta de datos personales, al mismo tiempo que es capaz de continuar la vigilancia» de la población, estima.