La Palabra nos muestra que cuando obedecemos Su Palabra y ponemos en práctica Sus mandamientos caminaremos en bendición, poniéndonos por encima de todos los pueblos. Tengamos la certeza de que la bendición somos nosotros que nos la ganamos conforme sea nuestro comportamiento y, si nos apegamos a Sus leyes, las bendiciones nos alcanzarán sin tener que buscarlas.

Ellas vendrán por sí solas; se añadirá bendición a todo lo que tenemos y ha de venir, porque así lo estableció. Él abre los Cielos para que descienda la lluvia que necesita nuestra tierra, prosperando todo nuestro trabajo. Nos muestra Su gran bondad al darnos por herencia a nuestros hijos y una gran cosecha en la tierra que le prometió a nuestros padres, poniéndonos de primero y no de último, por encima y no abajo, prestándole a muchas naciones sin tener que coger prestado.



Hoy tenemos la oportunidad de caminar bajo estos principios que abrirán las puertas de los Cielos para una vida cargada de la bendición de Dios ¡Decídelo! y verás manifestada la misma gloria que caminó con Abraham, dando por testimonio la obediencia total.

Por la pastora Montserrat Bogaert/ Iglesia Monte de Dios