ParísFrancia. Una nueva generación de activistas francesas que surge en la era post #MeToo recurre al feminismo lésbico para denunciar siglos de opresión masculina, lo que ha inspirado la primera marcha de lesbianas en cuarenta años, pero también desatado una polémica.

Las feministas francesas recurren cada vez más a las herramientas del lesbianismo político, que sostiene que la heterosexualidad y el patriarcado están indisolublemente unidos, para denunciar las desigualdades que imperan entre los sexos.

Alabado por algunos como prueba de un nuevo método adoptado por una generación más joven con una mayor intolerancia al sexismo, otros critican lo que perciben como una guerra contra las relaciones mixtas.

Miles de lesbianas, en su mayoría jóvenes, manifestaron el domingo en París por primera vez desde 1971, inspiradas en las «Dyke March» (marchas de bolleras») originarias de Estados Unidos.

Las manifestantes exigían la aprobación de una ley que permita que las parejas lesbianas y las mujeres solteras puedan someterse a tratamientos de fertilidad.

«Quiero poder tener hijos con mi novia aquí», dijo Gaby McFarlane-Smith, originaria de Melbourne (Australia), donde dice sentirse más segura.

«Aquí no tomo a mi novia de la mano porque nos acosan, nos han insultado en el metro. Es triste», contó la joven de 30 años a la AFP durante la marcha.

Las pancartas con referencias a destacadas feministas francesas como la actriz Adèle Haenel, la directora Céline Sciamma y la política local Alice Coffin abundaban entre las banderas arco iris durante la manifestación, a la que asistieron las tres mujeres.

Haenel se convirtió en una heroína del movimiento #MeToo en Francia tras acusar en noviembre de 2019 al director Christophe Ruggia de acosarla y agredirla sexualmente entre los 12 y los 15 años.

– «¡Vergüenza!»

Meses después, la intérprete -famosa por su papel en la historia de amor lésbico «Retrato de una dama en llamas», de Céline Sciamma- irrumpió en el equivalente francés de los Oscar, los César, gritando «¡Vergüenza!» cuando Roman Polanski ganó el galardón al mejor director.

Polanski es buscado por la justicia estadounidense por la violación de una niña de 13 años en 1977.

La aclamada autora feminista Virginie Despentes saludó el gesto de Haenel en una columna de opinión muy leída, titulada «a partir de ahora, nos levantamos y nos vamos».

Despentes, de 51 años, se enamoró de una mujer a los 35 y ha manifestado su alegría por haber salido de la heterosexualidad.

Según la historiadora y profesora de la Universidad de Angers, Christine Bard, Despentes tiene un gran papel en el feminismo contemporáneo y goza de gran influencia y popularidad.

«Que haya afirmado que es lesbiana y haya dado a esta identidad una dimensión política es muy significativo», señaló Bard entrevistada por la AFP.

La socióloga Ilana Eloit, de Sciences Po París, dijo que el hecho de que estas figuras promuevan el feminismo siendo lesbianas es algo nuevo en Francia.

La escritora y activista Monique Wittig intentó crear una rama lésbica del Movimiento de Liberación de la Mujer durante los años 70, pero fue «completamente borrada» por las feministas y «huyó» a Estados Unidos para escapar de la hostilidad, dijo Eloit a la AFP.

Históricamente, la doctrina francesa del universalismo -un ideal que enfatiza los derechos fundamentales compartidos por encima de las diferencias- hizo que el activismo lésbico fuera «complicado», dijo Bard.

Pero ahora las teorías de Wittig se han hecho populares entre las feministas.

Ana, una manifestante de 34 años, cuenta que sufrió trastornos alimenticios desde su adolescencia.

El año pasado salió del armario y superó su enfermedad, ya que ahora, dice, se ve a sí misma a través de los ojos de las mujeres.

«Se ha vuelto absolutamente imposible compaginar las ideas feministas con una vida íntima con los hombres», dice a la AFP, con una pancarta que reza «Superviviente de la heterosexualidad» en la mano.

– «¿Odio a los hombres?» –

Pero también han habido críticas. La filósofa Elisabeth Badinter, una veterana voz feminista universal, denunció en un artículo publicado en septiembre en el Journal du Dimanche un emergente «odio a los hombres» y un «neofeminismo belicoso».

Cuando en septiembre salió a la luz el ensayo de la periodista y política local Alice Coffin «El genio de las lesbianas», la clase política francesa se indignó, sobre todo por un pasaje.

«No basta con ayudarse mutuamente, tenemos que borrar (a los hombres) de nuestras mentes, de nuestras imágenes, de nuestras representaciones», escribió Coffin.

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, respondió: «Me he pasado la vida luchando por la igualdad de derechos de las mujeres, no por la supremacía, incluso de las mujeres sobre los hombres».

La Secretaria de Igualdad, Marlène Schiappa, dijo que Coffin promovía «una forma de apartheid».

En los últimos años han surgido grupos explícitamente lésbicos, y cantantes de música pop como Angèle, Hoshi y Pomme han salido del armario, lo que supone un cambio en Francia, país que, según Coffin en su libro, se caracteriza por tener pocas figuras públicas abiertamente homosexuales de alto nivel.

Sin embargo, la socióloga Sarah Jean-Jacques, afirma que aún queda mucho camino por recorrer.

«Están surgiendo algunas figuras visibles, pero sigue siendo un número muy pequeño de personas», dijo.