La guerrilla del ELN, en negociaciones de paz con el gobierno de Colombia, negó este martes hacer parte del acuerdo de cese al fuego con los principales grupos armados anunciado por el presidente Gustavo Petro en la víspera de Año Nuevo.

«La Delegación de Diálogos del ELN no ha discutido con el Gobierno de Gustavo Petro ninguna propuesta de Cese el Fuego Bilateral, por tanto aún no existe ningún acuerdo en esa materia», indicó la última guerrilla reconocida del país en un comunicado, poniendo en entredicho la versión del gobierno.



El presidente izquierdista anunció en la noche del 31 de diciembre un acuerdo de cese al fuego bilateral hasta el 30 de junio con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), dos grupos disidentes de las FARC, la mayor banda narco conocida como el Clan del Golfo y las Autodefensas de la Sierra Nevada, de origen paramilitar.

Para cada organización el gobierno redactó decretos, que aún mantiene bajo reserva, en los que se fijan las condiciones de la tregua que según cálculos independientes involucra a unos 15.000 combatientes.



El anuncio de Petro fue celebrado por organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA), que manifestaron su disposición de hacer la veeduría al cumplimento del alto al fuego.

 

– «Decreto unilateral» –

 

En su sexto intento por negociar la paz con un gobierno, el ELN terminó el 12 de diciembre una primera etapa de diálogos en Caracas, sin acordar un alto al fuego bilateral, según la guerrilla.

«En diversas oportunidades hemos señalado que el ELN sólo cumple lo que se discuta y se acuerde en la Mesa de Diálogos donde participemos. No puede aceptarse como acuerdo un decreto unilateral del Gobierno», añadió la insurgencia guevarista en el boletín.

El proceso continuará en México en una fecha aún por definir.

«Una vez concluyamos lo que está previsto estamos en disposición de discutir la propuesta de Cese el Fuego Bilateral», aseguró la guerrilla, que había concedido un alto al fuego unilateral entre el 24 de diciembre y el 2 de enero.

Durante la tregua navideña «el gobierno colombiano y las Fuerzas Militares y de Policía no actuaron en correspondencia», reclamó en Twitter el comandante de la guerrilla, Antonio García.

Tras la comunicación del ELN, el jefe de la delegación de paz del gobierno, Otty Patiño, reconoció que los decretos anunciados por Petro no habían sido firmados.

«El decreto todavía no tiene vigencia, no tiene números, figura como una propuesta (…) Sí se habló [en Caracas], pero en ese momento no se llegó a nada concluyente», declaró a la emisora W Radio.

El mandatario se reunió de urgencia con el ministro del Interior y el de Defensa, pero hasta ahora no se ha pronunciado sobre anuncio.

Estimaciones oficiales calculan que el ELN tiene presencia en 22 de los 32 departamentos de Colombia, donde persiguen las rentas del narcotráfico y la minería ilegal.

Según el centro de estudios independiente Indepaz, cuenta con unos 3.500 combatientes.

 

– «Desconcertante» –

En armas desde 1964, el ELN solo ha pactado una vez un cese al fuego bilateral, mientras mantenía un proceso de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018) en 2017. La inédita tregua se rompió después de 100 días debido a ataques con explosivos de los rebeldes a oleoductos estatales.

Expertos señalan que su estructura federada con diferentes frentes y mandos dificulta las negociaciones de paz.

«Es muy desconcertante porque lo que yo había entendido es que esto no era una oferta unilateral donde el Estado está dejando de perseguir la criminalidad a cambio de nada», aseveró la senadora opositora del Centro Democrático Paloma Valencia.

Bajo su política de «paz total», Petro aspira detener la espiral de violencia que siguió al histórico acuerdo firmado con el grueso de la guerrilla de las FARC en 2016.

El primer presidente de izquierda de Colombia, quien en su juventud perteneció a la desmovilizada guerrilla del M-19, defiende la salida negociada del conflicto con rebeldes, narcos, paramilitares y pandilleros.

Más de medio siglo de guerra interna dejan nueve millones de víctimas.

El narcotráfico, combustible de la violencia, supera récords históricos en el mayor productor de cocaína del mundo.