Por Damián Arias Matos: El término, fuerza de tarea es utilizado en los ámbitos de la seguridad como también de la defensa y consiste en una fuerza con carácter oficial, es decir, organizada por el estado, o por la ONU, que es creada ad hoc, es decir formada para realizar una labor o tarea específica que justifica su creación.

Pueden estar formadas por personal policial y militar regular y especializado, funcionarios civiles, técnicos y asesores, que estarán integrados a ella y formándola, de acuerdo a la necesidad o el conflicto de que se trate. Tal es el perfil que consideramos, para la próxima misión de paz de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, está preparando para entrar en Haití, liderada por la República de Kenia.



Además, una fuerza de tarea puede ser creada con integrantes de varias nacionalidades y en caso de conflicto armado se descarta integrar en ella personal que pertenezca o sean nacionales de los países que se encuentran en conflicto, esto con el interés de imprimirle un carácter de neutralidad que facilitará las negociaciones de paz. Aunque, claro está, las fuerzas de tarea se integran o deben integrarse al comando unificado que está encargado de las operaciones bélicas.

Pero no todas las fuerzas de tarea van al teatro de operaciones ante conflictos bélicos o escenario de abierta guerra convencional, también van en auxilio de ciudadanos ante desastres naturales como terremotos, huracanes o cualquier otra manifestación catastrófica de la naturaleza.



La primera fuerza de tarea dominicana, o al menos la primera conocida o denominada con ese nombre, fue la Fuerza de Tarea Quisqueya, enviada por el gobierno dominicano como apoyo a las fuerzas de la coalición liderada por los Estados Unidos durante la actual invasión a Irak en el año 2004, veinte años después, el Estado que los mandó a esa tarea, no ha terminado de pagarle sus salarios y viáticos.

El hecho de que sea una tropa de tarea no quita ni evita el riesgo de ser atacada por personal hostil, es decir, que, en el campo de batalla, durante los desplazamientos o toma de posiciones y combates, se está en riesgo de muerte como un miembro más de la tropa regular. Este es el escenario que le espera a la próxima misión de la ONU en el convulso Haití, suponemos que se ha hecho, o se estaría haciendo, un estudio o análisis de la situación, alimentada por tareas de inteligencia y cruce de información, para no llegar ciegos a un país con una crisis de seguridad tan grave como la haitiana.

La labor de las fuerzas de tarea será necesariamente diversificada por el propio objetivo de su creación y además por los rasgos y especialidades de sus integrantes. Puede tener un sector del cuerpo de ingenieros de la armada para construir puentes que faciliten el desplazamiento de tropas, como también esos mismos ingenieros pueden ayudar en la construcción de escuelas u hospitales. Haití necesita de todo, hay que llevar alimentos y combustible, incluso agua potable y médicos, paramédicos y medicamentos.

Otro rasgo es que las fuerzas de tarea pueden ser dispuestas y organizadas por resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas para enfrentar y negociar conflictos armados específicos y debidamente designados, unos, con arreglo al Capítulo VI de la Carta de las Naciones Unidas, bajo el tema, resolución pacífica de conflictos, o bajo el capítulo VII, artículo 42, que autoriza misiones con poder de fuego y armas y municiones con capacidad letal.

La MINUSTAH, o misión de paz de la ONU, para la estabilización de Haití, contenía en su Mandato del Consejo de Seguridad, cuatro aspectos o tareas a cumplir, primero, el desarme de los guerrilleros, segundo, pacificación y vuelta a la gobernabilidad mínima, tercero, llamado y fijado de fecha para elecciones, cuarto, fomentar el desarrollo del país.

Ninguno se cumplió, el Haití de antes de la MINUSTAH estaba muchísimo mejor que el Haití que dejó la misión, al retirarse en 2017, tras 13 años de ocupación. Tristemente, asumimos que esos cuatro objetivos, son o deben ser los mismos de la próxima misión de la ONU en Haití.

En caso de conflictos étnicos, con el consabido desplazamiento de civiles en ocasiones de poblaciones o etnias enteras, el establecimiento de campos de refugiados y las criminales limpiezas étnicas, los integrantes de la fuerza de tarea creada al efecto, deben mediar en el conflicto buscando siempre y fundamentalmente, salidas pacíficas y negociadas al conflicto.

Otro rasgo de las fuerzas de tarea es el carácter transitorio de su creación ya que deben ser disueltas por la misma entidad que las crea, tan pronto concluye la situación que motivó su creación.