El médico, abogado y comunicador Ricardo Nieves expresó que la vida rápida de las personas en la actualidad parece romper la mirada frontal.

“Hoy en día mirarse a los ojos es una hazaña. Y si acaso llegase a producirse una mirada fugaz, casi siempre se aceptará sospechosa. La vida rápida parece romper la mirada frontal”, manifestó.



Asimismo, Nieves agregó que “con ella, el diálogo, sosegado sin interrupción, que precisa del mirarse o escucharse, se esfuma en consecuencia”.

Sostuvo que construir la cercanía humana, un costo secular de experiencias, rituales y saberes, ha dependido bastante del mirarse, estar cerca y, por cualquier vía, del dialogo posibilitado.



Dijo que la configuración actual de la urbe, día a día, fagocita y devora los espacios de cercanía, las relaciones interpersonales y desdibuja por completo la intención de considerarse vecino de alguien.

Enfatizó que el contacto personal, cara a cara, es sustituido por la pantalla que, insensible y transparente, simula un templo impecable del presente.

Comentó que “la nueva topografía urbana ha cambiado el contexto laboral, familiar, personal y hasta político”

Ricardo Nieves hizo sus planteamientos en su columna “Libre – Mente”, que escribe en el Listín Diario, publicada este jueves 21 de septiembre bajo el título “Megaciudad: Deshumanización y ocaso de la comunidad”.

Señala que “los perfiles de la ciudad redimensionaron nuestras relaciones: mientras más grande la ciudad, mayor el distanciamiento personal y el grado de deshumanización”.
“Estresados y esforzados los individuos sospechan mutuamente de los otros, y de la presunción del enfado que porta cada rostro desconfiado”, subrayó.