Israel prosiguió el sábado su ofensiva terrestre en Gaza y bombardeó un campo de refugiados, en una acción que según Hamás dejó decenas de muertos, para «eliminar» a un dirigente de la organización islamista implicado en el letal ataque del 7 de octubre en territorio israelí.

Según el ministerio de Salud de Hamás, en el poder en la Franja de Gaza, el bombardeo contra el campo de refugiados de Jabaliya, en el norte del territorio palestino, dejó «más de 50» muertos. 



En un video de AFPTV se pueden contar hasta 47 cuerpos envueltos en telas blancas, alineados en el suelo, en el patio de un hospital, tras haber sido extraídos de los escombros. Fue «como un terremoto», contó Ragheb Aqal, un residente de 41 años de Jabaliya.

El ejército israelí confirmó posteriormente el ataque y aseguró que en esa acción mató al comandante de Hamás Ibrahim Biari, implicado en la incursión del 7 de octubre en la cual los milicianos islamistas mataron a 1.400 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a unas 240, según el balance del Estado hebreo.



Durante el día, las fuerzas israelíes libraron «encarnizados combates con los terroristas de Hamás en el interior de la Franja de Gaza», informó el ejército, asegurando que decenas de combatientes palestinos fueron abatidos en las últimas horas.

Dos soldados israelíes murieron en las operaciones en el norte del enclave, según el ejército, en su primer informe de bajas desde el inicio de la campaña de represalias.

Previamente, Israel indicó que golpeó 300 objetivos en la cuarta noche de incursiones terrestres en Gaza, que enfrentaron fuego antitanque y disparos de los combatientes de Hamás, que desde 2007 gobierna este enclave de 632 km2.

Las Brigadas Ezzedin al Qassam, brazo armado de Hamás, proclamaron que Gaza se convertirá en un «cementerio» para los soldados israelíes y prometieron infligir al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, un revés que «marcará el fin de su carrera política».

Desde el 7 de octubre, los bombardeos israelíes causaron al menos 8.525 muertos en Gaza, 3.450 de ellos niños, según las autoridades de Hamás.

 

– «Cementerio de miles de niños» –

Netanyahu ignoró las presiones internacionales para un alto al fuego y el lunes afirmó que esto equivaldría a una «rendición», tras haber prometido «aniquilar» al movimiento palestino.

Las Brigadas Ezzedin al Qassam afirmaron que liberarán «en los próximos días» a algunos de los rehenes extranjeros.

El sufrimiento de los civiles en Gaza ha generado conmoción y las agencias humanitarias de la ONU afirman que el tiempo se agota para muchos de los 2,4 millones de habitantes de este territorio palestino que está bajo asedio, sin acceso a agua, comida, combustible ni medicinas.

Gaza se ha convertido en un «cementerio de miles de niños», deploró el portavoz del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), James Elder.

La oenegé Médicos del Mundo denunció que los cirujanos en Gaza deben «operar en el suelo» y practicar cesáreas o amputaciones «sin anestesia» por falta de material.

Israel acusa a Hamás de usar los hospitales como cuarteles y a los civiles como «escudos humanos», algo que el movimiento islamista niega.

Egipto anunció que el miércoles recibirá a 81 heridos de Gaza por la puerta de Rafah, al sur del enclave, por la cual pudieron ingresar en los últimos días algunos camiones con ayuda humanitaria.

 

– «Espiral de la muerte» –

El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, y el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, alzaron sus voces para pedir un cese de hostilidades.

«Un alto el fuego humanitario puede al menos parar esta espiral de muerte», dijo Grandi desde la tribuna del Consejo de Seguridad, antes de implorar a los 15 miembros de la máxima instancia de la ONU que «superen sus divisiones y ejerzan su autoridad» imponiendo esa medida.

Guterres se dijo «profundamente preocupado» por la «intensificación del conflicto» y advirtió del riesgo de una «peligrosa escalada más allá de Gaza».

Catar, un país árabe que tiene contactos diplomáticos con Israel, denunció el bombardeo del campo de refugiados como una «masacre» y advirtió que la extensión de los bombardeos israelíes pueden «socavar los esfuerzos de mediación y de desescalada».

Bolivia anunció la ruptura de sus relaciones diplomáticas con Israel, en repudio y condena a la agresiva y desproporcionada ofensiva militar israelí que se realiza en la Franja de Gaza.

La guerra también exacerbó las tensiones en Cisjordania ocupada, donde más de 120 palestinos han muerto desde el 7 de octubre por disparos de soldados o de colonos israelíes, según el ministerio de Salud de la Autoridad Palestina que administra ese territorio.

El ejército israelí bombardeó Siria y en la frontera con Líbano se multiplican los enfrentamientos con el grupo Hezbolá.

Los rebeldes hutíes de Yemen reivindicaron un ataque con drones contra Israel y el ejército israelí afirmó que interceptó un misil lanzado desde la región del mar Rojo.