El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón y sus hombres dieron paso a uno de los acontecimientos más memorables en la historia de la humanidad: el descubrimiento de América .

El interés por su hazaña y la de Hernán Cortés, Francisco Pizarro y los otros ilustres conquistadores del nuevo mundo está fuera de toda duda. No hay prácticamente nadie que no haya escuchado hablar de ellos o que no sepa cuáles fueron los logros de sus expediciones, puesto que se han ocupado de ellas millones de libros y cientos de películas.



Aunque estos y otros exploradores no hubieran hecho otra cosa, sus travesías por el Nuevo Mundo bastaban por sí solas para granjearles fama. «En ninguna otra parte se había oído hablar de semejante número de viajes por tales tierras salvajes», advertía Charles Fletcher Lummis en ‘Los pioneros españoles’, publicado originalmente en 1893 y reeditado ahora por la editorial Rialp. Este historiador y activista estadounidense destacaba las «caminatas de miles de millas realizadas por pequeños grupos o por héroes solitarios».

«El único antecedente comparable a la conquista española del Nuevo Mundo fue la historia durante la fiebre del oro de los argonautas californianos, que atravesaron las grandes llanuras en el desplazamiento de población más notable que conoce la historia. Pero incluso eso resulta insignificante, en cuanto a extensión, penurias, peligros y resistencia, comparado con los viajes de los pioneros», añadía Fletcher Lummis.



Detalla Israel Viana que en la misma época, sin embargo, otros grandes exploradores españoles protagonizaron gestas parecidas que no han sido tan investigadas desde el ámbito académico hasta épocas relativamente recientes como el caso de Juan Bermúdez. Este viajero empedernido nació en Palos de la Frontera (Huelva) en el último tercio del siglo XV. El año que nunca ha sido esclarecido del todo dentro de ese pequeño aura de misterio que rodeó al personaje durante mucho tiempo.

Una infancia en el mar

Sabemos, eso sí, que siendo un niño ya soñaba con viajar allende los mares y descubrir territorios nunca explorados por los europeos.

Bermúdez pertenecía a una familia con una gran tradición marinera, lo que influyó en que se convirtiera en un experto del mar a una edad muy temprana, antes incluso de llegar a la adolescencia. De hecho, su primer viaje a América fue el del descubrimiento junto a Colón.

Entre los años 1498 y 1519 tiene documentados hasta 22 viajes entre España y el Nuevo Mundo, la mayoría como capitán o maestre.

Esa marca jamás fue superada por ningún otro hombre en los siglos XVI y XVII, sobre todo si tenemos en cuenta que esas travesías solo se podían hacer en determinadas épocas del año para aprovechar la dirección del viento, y que se tardaba meses en atravesar el Atlántico.

«Para comprender esos viajes de miles de millas, realizados por pequeños grupos o por héroes solitarios, uno debe estar familiarizado con el país que atravesaron y saber algo de la época en que se realizaron estas hazañas», advertía el historiador ya en 1893.

En el caso de aquella primera travesía a América de 1492, Bermúdez estuvo embarcado en La Pinta, la carabela capitaneada por el navegante y explorador Martín Alonso Pinzón.

En el segundo, en el que Colón también quiso contar con él, ocupó puestos de mayor responsabilidad y enriqueció tanto sus conocimientos que, en los años sucesivos, capitaneó su propia carabela: La Garza. A partir de ahí, esta embarcación se dedicó a transportar personas, animales, mercancía y herramientas a los asentamientos que se iban estableciendo en el nuevo continente.

Las Bermudas

De todas aquellas expediciones hubo una mucho más importante, que fue por la que escribió su página de oro en la historia del descubrimiento y la conquista de América.

Una travesía que partió en julio de 1505 de Sevilla, sede central de la Carrera de Indias, y en la que él era el jefe máximo. El viaje se dirigió a La Española, en el Caribe. Aquel periplo de ida se produjo sin contratiempos, por lo que consiguió descargar sus mercancías sin el más mínimo problema. En el viaje de vuelta, sin embargo, todo se complicó.

Una extraña tormenta, según la calificaron algunos diarios de abordo, sorprendió a La Garza y le desvió del rumbo en dirección norte en vez de a las Azores, como era habitual.

La travesía se descontroló y le llevó en paralelo por las costas de la península de Florida, empujado por la corriente que se originaba en el Golfo de México. Cuando llevaba unos días navegando sin rumbo, sin apenas control de la nave, Bermúdez alcanzó un pequeño archipiélago al que bautizó como las islas Garza, en reconocimiento a su carabela.

El archipiélago se encontraba al norte de Puerto Rico y la República Dominicana, las actuales islas que años después serían bautizadas como las islas de Juan Bermúdez en su honor y, por último, simplemente como Las Bermudas, tal y como se las conoce actualmente.

Son más de 150 y Bermúdez las reclamó como parte del Imperio español. No obstante, la expedición no desembarcó por el riesgo a encallar. Más tarde fueron colonizadas por los ingleses.

Año del descubrimiento

El año en el que las descubrió es impreciso, aunque se sabe que fue antes de 1511 debido a que en la obra del cronista de Indias Pedro Mártir de Anglería, ‘Legatio Babylonica’, publicada ese mismo año, incluía una isla llamada La Bermuda entre las que integraban ese zona en el océano Atlántico.

En el libro, no obstante, no se mencionaba a su verdadero descubridor. Aunque no hay una fecha clara, los habitantes del archipiélago celebraron el Quinto Centenario de su avistamiento en el año 2005, por lo que consideran que Bermúdez descubrió el archipiélago en 1505.

Los historiadores han llegado a esta conclusión llegado a esa deducción después de las investigaciones realizadas en los últimos años del siglo XX.

Se sabe que, en 1512, compró dos carabelas en Portugal, la Santa Cruz y la Santa María de la Antigua, y al año siguiente, pilotó la segunda junto a Juan Rodríguez Mafra y se dirigió a la isla de Cuba y La Española, a donde llevaron mercancías y pasajeros. En este viaje les acompaña Juan Martín Pinzón, hijo de Martín Alonso Pinzón.

Bermúdez regresó a las islas en 1515, según relata su acompañante Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés en el Sumario de la Natural Historia de las Indias, publicado en 1526, pero debido al mal tiempo que encontraron, no intentaron atracar en la isla. Se desconocen los detalles finales de su vida, aunque se supone que murió en su Palos de la Frontera natal, pero no se sabe ni cómo ni cuándo.