Canadá aplazá la ampliación de su ley de eutanasia para que los enfermos mentales puedan acogerse a ella alegando que los médicos aún no han recibido la formación adecuada.

Canadá aprobó en 2016 la muerte asistida por un médico de pacientes terminales. La legislación contemplaba que en marzo de 2023 los pacientes con enfermedades mentales pudieran solicitar la eutanasia, pero Ottawa retrasó su puesta en marcha un año para asegurarse las salvaguardias adecuadas.



El ministro de Salud, Mark Holland, se hizo eco de las conclusiones de un informe de una comisión parlamentaria y declaró esta semana que «el sistema, (todavía) no está listo y se necesita más tiempo» para aplicarlo.

Holland añadió el martes que en los próximos días se presentarán normas que postergarán una vez más la puesta en marcha, pero no quiso precisar por cuánto tiempo.



«El sufrimiento mental y el sufrimiento físico tienen equivalencia. La cuestión es el grado de disposición» del paciente, dijo.

«Lo importante es hacerlo bien y tomarse el tiempo necesario para ello». Dijo que las 13 provincias y territorios canadienses le dijeron que «no están preparados».

El Comité Mixto Especial sobre Asistencia Médica a Morir señaló el lunes en un informe que muchos profesionales siguen preocupados por cuestiones como distinguir las peticiones de eutanasia de las de suicidio y «proteger a los más vulnerables de nuestra sociedad».

Señaló que poco más de 100 de los 5.000 psiquiatras canadienses -aproximadamente el 2%- han recibido la formación necesaria.

Casi 45.000 canadienses recibieron una muerte asistida desde 2016, según cifras oficiales. Solo un puñado de países y jurisdicciones, principalmente en Europa, permiten el suicidio asistido por médicos.