La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, expresó su «profunda preocupación» por la crisis humanitaria en Gaza durante una reunión este lunes con Benny Gantz, miembro del gabinete de guerra israelí, informó la Casa Blanca en un comunicado.

«Instó a Israel a tomar medidas» para aumentar la entrada de ayuda en el territorio amenazado por la hambruna, afirma.



También aplaudió «el enfoque constructivo» de las autoridades israelíes en las negociaciones en curso para la liberación de los rehenes retenidos en Gaza, que debería traducirse en una suspensión temporal de las hostilidades con el grupo islamista Hamás.

La demócrata «pidió a Hamás que acepte las condiciones que están sobre la mesa para la liberación de los rehenes, lo que daría lugar a un alto el fuego inmediato de seis semanas y permitiría un aumento de la ayuda humanitaria».



La reunión con Gantz se desarrolló sin acceso a la prensa.

La visita a Washington de este exministro de Defensa, miembro del gabinete de guerra pero también rival político del primer ministro Benjamín Netanyahu, está causando revuelo en Israel.

Un portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, indicó que la visita fue por iniciativa de Gantz, cuyo programa incluía reuniones con el asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan y con el jefe de la diplomacia, Antony Blinken.

«Estamos tratando con todos los miembros del gabinete de guerra, incluido el ministro Gantz», y su llegada «es una extensión natural de estas discusiones», afirmó.

«Un miembro del gabinete de guerra quiere venir a Estados Unidos, quiere hablar con nosotros sobre la evolución del conflicto, nos da la oportunidad de discutir la importancia de aumentar la ayuda humanitaria y llegar a un acuerdo sobre los rehenes. No vamos a privarnos de esta oportunidad», explicó Kirby.

La guerra en Gaza estalló tras el ataque sin precedentes de comandos de Hamás en Israel el 7 de octubre, en el que murieron unas 1.160 personas, sobre todo civiles, según un recuento de la AFP a partir de datos israelíes.

En respuesta, Israel lanzó una ofensiva que ha dejado al menos 30.534 muertos en el territorio palestino controlado por Hamás, en su mayoría civiles, según el ministerio de Salud.