Por supuesto que los adoramos y por supuesto que no podríamos vivir sin ellos, pero ciertas frasecitas masculinas son capaces de sacar de quicio a la más equilibrada de las mujeres.



Se trate de una tarea doméstica o de una salida a cenar, las reacciones parecen repetirse en todos los rincones del mundo.

Así, en la búsqueda de los dichos que más nos molestan de los hombres, arrojé la pregunta entre un grupo de chicas como tú. Las respuestas no sólo te harán reír (o llorar), sino que te alegrarás al saber que no eres la única que las sufre, ar.mujer.yahoo.com, te las trae.



¿Cuál es la frase que más te molesta de tu chico?

Algunas de estas:

Cuando ese sábado fuiste al salón de belleza, y piensas estrenar ese fabuloso vestido para salir juntos, él llega y te propone: «¿Y si nos quedamos en casa y preparas algo rico?… ¡Es que cocinas tan bien!»

Fin de uno de tus días más agotadores (I). Luego de levantarme a las 5:30, preparar el desayuno y el almuerzo para la nena, llevarla a la escuela, trabajar todo el día, buscarla, cocinar, hacer tarea, servir la mesa, lavar platos, bañar a la nena, bañarme yo (si puedo), dormir a la nena… él dice: ’¿Hacemos el amor?’».

A lo que alguna responde: «¡No, querido, hazlo solo, porque yo estoy muerta!».

Fin de uno de tus días más agotadores (II). Él llega a casa, tú trabajaste igual o más que él, y lo primero que te dice es: «¡Qué bien me vendría un masajito tuyo!».

Fin de uno de tus días más agotadores (III). Te mira con cara de nada y te pregunta: «¿Pero qué hiciste todo el día? ¿De qué estás cansada?».

Fin de uno de tus días más agotadores (IV). «¿Tu vas a buscar a los niños? ¡Yo estoy cansado, trabajé todo el día!». Habría que contestarle: «¿Y yo?».

Acerca de nuestro amor por la moda y el glamour, la célebre pregunta (sin respuesta) que nos puede llegar a transformar es: «¿Para qué quieres tantas carteras?».

Tareas domésticas (I). Ante un desorden apabullante, él te mira impasible y te dice: «Después lo arreglo». Y si se trata de esa pared que lleva meses descascarada, anuncia: «Mañana la pinto». Estas dos frases sacan de quicio a todas.

Tareas domésticas (II). Cuando le venimos implorando hace semanas que por favor ordene sus cosas, él vaticina: «Algún día te vas a levantar y vas a encontrar todo arreglado».

Tareas domésticas (III). Estuviste cocinando, ya está la cena lista y le pides: ’¿Me ayudas a poner la mesa?’. A lo que él responde: ’¿Tiene que ser ahora?’».

Tareas domésticas (IV). Cuando se trata de ir al supermercado, y por casualidad se nos pasó incluir ’esa’ cervecita que él tanto esperaba, no se le ocurre mejor frase que: «¡Siempre te olvidas de comprar algo!».

Acerca de nuestra voluntad para ponernos en forma, ciertos hombres suelen deslizar: «Perdón… ¿tú no estabas a dieta?».

Ante una situación que necesita ser resuelta, el esposo de Miami, suele preguntar: «¿Entonces, qué vamos a hacer al respecto?» Nathalie aclara que el significado real de esta irritante preguntita es: «¿Qué vas a hacer TÚ al respecto?».

Y después de ese momento tan especial en su departamento, cuando esperamos una romántica invitación para pasar la noche juntos, él toma el teléfono y con su mejor sonrisa te pregunta: «¿Te pido un taxi?».

Cuando justo ese día contábamos con que nos traslade hacia la oficina, él te dice, como si nada: «¿Te molesta si hoy no te llevo, gordita?».

Acerca de nuestras habilidades al volante, los hombres suelen tener la frasecita justa para que nos den ganas de dejarlos a pie en el medio de la nada. Una de ellas: «¡Que bruta para manejar! Y claro, es mujer». Y esta otra perlita: «Las mujeres no saben de carros, háblales de la casa».

Los hombre nunca encuentran nada en la casa. «Entonces allí viene la pregunta: ’¿Dónde metes las cosas? Siempre estás cambiando todo de lugar’. Lo cierto «es que las cosas están en su maldito único lugar. Es que ellos no ven nada, no miran, no encuentran…»

Cuando hicimos planes para pasar un domingo con él, del otro lado del teléfono escuchamos: «Te llamo cuando termine el primer tiempo, ¿dale?», con los gritos de sus amigos de fondo.

Y para cerrar, dos de las frases que encabezan la lista de los hits del repertorio de todos los hombres del planeta.

Sin excepción. Un clásico: «Tenés que estar en tus días»…

Y otra: «¿A las mujeres quién las entiende?».

¿Y a los hombres ? ¿Quién los entiende?