El proceso de evaluación anual al que se someten los trabajadores resulta una pesadilla porque con frecuencia desvela fallas y críticas que ellos no anticipaban. Pero si deja molestos e irritados a los empleados, ¿qué pasaría si la evaluación no se hace en la oficina sino en la casa, y no a cargo del jefe sino de su propia pareja?

pareja



La sola idea genera mucho susto. “A nadie le gusta que le hagan un examen”, dice al escuchar sobre el tema Juliana Sandoval, casada hace 18 años. Y mucho menos que quien la pase al tablero sea su marido pues, “por más ejemplar que sea uno como esposa, nunca saldrá bien librada”. Otros temen que en lugar de una evaluación objetiva como la de la oficina, el ejercicio se convierta en un muro de lamentos con la misma cantaleta de siempre. “Que no lavo los platos, que dejo tiradas las medias y no ayudo con los niños”, señala Francisco Ocampo.

Lo cierto es que este tipo de chequeo de desempeño marital está cobrando adeptos y los psicólogos cada vez lo recomiendan más para hacerle un pulso a la relación, pues evita que las inconformidades, quejas y conflictos se mantengan ocultos y desatendidos. “Planear una revisión de desempeño es ideal porque ayuda a sacar a la luz asuntos que la gente esconde por miedo a hablar de ellos”, dice a SEMANA la psicóloga y autora de Toronto, Canadá, Sara Dimerman.



Los expertos señalan que la estrategia tiene un impacto positivo en las relaciones de pareja. “No es una terapia sino una fuente de información que les permite mantenerse por el camino correcto”, asegura James Cordova, director del centro de investigación para parejas y familias de la Universidad de Clark en Worcester, Estados Unidos. Según Cordova, sirve de la misma manera que el chequeo físico anual o la cita semestral al odontólogo y es valiosa porque se hace en un escenario seguro para compartir inquietudes y hacer propuestas para mejorar la relación.

Un estudio realizado por Cordova y publicado en The Journal of Consulting and Clinical Psychology demostró sus beneficios. El experto reclutó a 216 parejas de casados a quienes les entregó un cuestionario en el que debían valorar sus fortalezas y debilidades. Posteriormente, la mitad de las parejas fue remitida a un especialista que durante dos sesiones les ayudó a revisar la evalución y a proponer medidas para mejorar sus problemas.

Luego de dos años de seguimiento, los expertos observaron que este último grupo se mostró más satisfecho con su relación, especialmente en áreas como intimidad y aceptación. Los miembros de la pareja también tuvieron menos índices de tristeza y depresión. Y quienes tenían más problemas al comenzar el experimento fueron las más beneficiadas con la herramienta.

Cordova desarrolló el programa en 1996. Según él, las parejas solo tienen dos intervenciones durante su vida conyugal: una, cuando se van a casar y asisten a cursos prematrimoniales, y la otra, cuando acuden a terapia de pareja por cuenta de una crisis. Los estudios muestran que las fisuras de la relación no surgen de repente sino que se van formando poco a poco. “Nadie pasa de un matrimonio feliz a un divorcio sin un proceso de deterioro”, escribe en su blog Sam Margulies, un experto en mediación. En esta etapa de lenta caída, los expertos han detectado señales de riesgo muy claras pero “como sucede con una pequeña caries que nadie puede ver, muchas parejas no las observan”, dice Cordova. Cuando acuden a terapia ya puede ser demasiado tarde.

En ese intermedio entre la luna de miel y la crisis el chequeo marital cobra importancia. “Son maravillosos porque permiten compartir emociones e ideas sin resentimientos y conocer qué funciona y qué no”, dijo a SEMANA Andrea Syrtash, autora del libro Cheat On Your Husband (with Your Husband).

Muchos no entienden cómo sería la dinámica pues aquí no hay jefe ni subordinado, ni se busca despedir al miembro que resulte mal calificado. Tampoco se trata, como sugiere Fernando Estrada, de exigir bonificaciones si uno de los dos sale con alto puntaje en el desempeño sexual. Teniendo en cuenta que es un escenario diferente, las reglas para aplicar esta herramienta varían un poco. Dimerman sugiere que las parejas establezcan ciertas directrices antes de hablar para que la reunión sea efectiva.

La temática puede girar en torno a las fortalezas y los problemas en áreas como el reparto del trabajo en la casa, el tiempo de vacaciones, la comunicación, el manejo del dinero, la sexualidad, etcétera. Cordova sugiere empezar con lo bueno y seguir con las preocupaciones. La solución no debe surgir inmediatamente pues “lo importante es entender la preocupación del otro”, dice. Las personas pueden discutir y aprobar las soluciones o ponerlas a prueba por un tiempo.

Es importante hacer la evaluación en un lenguaje de respeto para evitar que alguno de los dos se sienta tratado injustamente y el chequeo se convierta en una fuente de resentimiento. Para evitarlo, los expertos sugieren concentrarse en la relación y no en las personas. Según Syrtash, frases como ‘eres muy perezoso’ o ‘la cocina siempre está sucia’ no son bienvenidas. “En este tipo de retroalimentación es importante no solo hablar de lo que no funciona sino enfatizar lo que está funcionando”, dice la experta. Además, es necesario que ambos muestren que son parte de la solución y están interesados en que las necesidades de ambos queden satisfechas.

Para el psicólogo Camilo Mendoza la estrategia es acertada porque la comunicación entre las parejas es precaria. “Todo se supone o se da por hecho y hablarlo a tiempo puede prevenir muchos problemas”, señala. Pero la psicóloga Claudia Peralta considera que este es un ejemplo más de la “empresarización de la vida privada”, un término que usa para reflejar cómo los aspectos formales de las corporaciones y empresas se trasladan a la casa.

Otros temen que no se canten las verdades por miedo a herir al otro y, por consiguiente, que se le dé a la pareja una calificación mucho más alta de la que merece; o que por el contrario, se use para recriminarse o para generar más inconformidad. “Descubrir que su pareja está insatisfecha en el plano sexual puede hacer que ambos se sientan demasiado conscientes de la situación y que con ello se arruine el ambiente para mejorar”, dice el coach de vida Stuart Schneiderman en su blog.

Por esta razón, algunos expertos sugieren que el chequeo marital cuente con la supervisión de un terapeuta de pareja que pueda mediar en la discusión. Según Cordova, esta herramienta no es conveniente para solucionar las crisis de parejas sino para prevenirlas, y si se convierte en un campo de batalla lo mejor es acudir a un experto.

Los expertos piensan que las cifras de divorcio justifican hacer lo que esté a la mano con el fin de mejorar la calidad del matrimonio. Muchas parejas que permanecen casadas no están satisfechas en la relación y no hay que esperar a que la palabra divorcio surja en las conversaciones para pedir ayuda. El chequeo marital anual tiene el valor de “poner sobre la mesa problemas serios que potencialmente pueden afectarlos y necesitan ser resueltos sin demora”. Esperar otro año podría ser demasiado tarde.

¿Excelente, regular o malo?

Este es un ejemplo de una evaluación de desempeño para pareja.

1. ¿Qué elogios puede hacerle a su matrimonio?

2. Califique de 1 a 5 las siguientes fortalezas en su matrimonio:

__ Somos buenos amigos.
__ Nuestro matrimonio es una prioridad para ambos.
__ Conversamos, nos mantenemos en contacto o chequeamos regularmente qué hace cada uno cuando estamos separados durante el día.
__ Nos reímos juntos.
__ Somos un buen equipo cuando se trata de criar a nuestros hijos.

3. Califique de 1 a 5 los siguientes factores:
__ Normalmente no pasamos juntos suficiente tiempo.
__ No nos comunicamos con claridad acerca de nuestras necesidades y deseos.
__ Somos infelices con nuestra vida sexual.
__ Solemos estar en desacuerdo cuando hablamos de problemas de dinero.
__ El estrés laboral puede ser un problema para los dos.

4. Identifique una cosa de su matrimonio que le gustaría mejorar (ejemplo: conversar más durante la cena).

5. Haga una lista con los caminos que va a tomar para alcanzar su objetivo y cómo va a medir su éxito. Establezca una fecha para evaluar su rendimiento.

6. Termine con una meta positiva (ejemplo: mi objetivo es llevármela bien contigo y entenderte).

Fuente: Semana.com