Múnich, Alemania. Cerveza en abundancia, trajes tradicionales bávaros y resacas al día siguiente. La 184ª edición de la fiesta de la cerveza abrió este sábado en la localidad alemana de Múnich bajo la lluvia y con medidas de seguridad reforzadas.

Se espera que cerca de seis millones de visitantes del mundo entero acudan a la Oktoberfest, la fiesta de la cerveza más importante del mundo, que durará hasta el tres de octubre.



Este año, los visitantes tendrán la posibilidad de descargar una aplicación dedicada a la fiesta, que les indicará dónde encontrar sitios libres o los ayudará a encontrar a sus amigos entre la multitud.



Para disfrutar de una cerveza, tendrán, eso sí, que estar dispuestos a pagar bastante dinero. Un litro de cerveza costará hasta 10,95 euros -unos 13 dólares-, 25 centavos más que el año pasado. ¿Logrará superar la Oktoberfest los 6,6 millones de litros consumidos en 2016?

El objetivo de esta nueva edición será recobrar cierta serenidad después de que el año pasado se registrara una de las frecuentaciones más bajas, debido sobre todo al riesgo terrorista.

La seguridad se ha reforzado respecto a 2016. Además de la prohibición de llevar grandes bolsas, se ha vetado el uso de mochilas este año.

Cerca de 650 agentes vigilarán las entradas, 200 más que en la anterior edición, y se han instalado más cámaras de vigilancia y un sistema de alarma sonora que puede difundir a través de los altavoces posibles mensajes de alerta o de información en tres idiomas: alemán, inglés y bávaro.

Alemania vivió el año pasado un verano turbulento con la matanza provocada por un adolescente germano-iraní desequilibrado, que mató a nueve personas en Múnich antes de suicidarse.

El sur del país también fue escenarios de dos ataques reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI): un atentado con explosivos de un sirio de 27 años al que se había negado el asilo, que dejó 15 heridos, y un ataque con hacha perpetrado por un demandante de asilo de 17 años, que causó cinco heridos.

El 19 de diciembre, 12 personas murieron en un ataque con camión en un mercado de Navidad en Berlín.