Una mañana de octubre un colega llegó a la oficina muy impresionado, porque había escuchado el estribillo de un tema de El Alfa y La Manta que dice: “Si en un año no me hago millonario, me doy un tiro”.



Aquello le parecía alarmante. Empezó una discusión de la que surgieron algunas hipótesis. Las principales: primero, que este ritmo promovía la vía del dinero fácil para el avance económico y social de las personas. Luego, que a través del dembow, o al menos de este tema, se ejercía una violencia psicológica contra personas de escasos recursos o menos aventajadas económicamente.

La música, un espejo

¿Qué tiene que ver la música urbana con las finanzas? La música es una manifestación cultural que, como tal, refleja buena parte de la forma de pensar y vivir del colectivo en que surge y es acogida.



En ese sentido, la antropóloga social Tahira Vargas afirma que “las nuevas generaciones reflejan en la música sus estilos de vida, sus cambios y resistencias a la cultura dominante”. La música es “su principal medio de expresión cultural”.

Esta premisa es el punto de partida de este ejercicio, que es un vistazo al discurso sobre el comportamiento financiero y/o económico que se percibe a través de la música urbana, principalmente de sus gamas dembow y trap.

Las piezas incluidas en el análisis fueron recopiladas en listas de temas populares, de autores dominicanos, y cuya temática está enfocada en aspectos económicos o financieros.

¿Cuál fue el resultado? ¿Qué dice la música sobre la cultura financiera de la población joven?

La acumulación, no importa el medio

Varias de las canciones cuentan una historia de superación económica. En esta narrativa un joven de barrio, pobre o muy pobre, alcanza niveles de riqueza económica que antes no hubiera creído posibles. Este progreso lo asombra a él y a su entorno.

Yo huelo a dinero, dinero

La fila la voltearon,

yo era el último y ahora soy el primero.

Millonario al tiro, de El Alfa y La Manta.

 

Ante taba en olla

ahora tengo la moña[1], Yeh

me busco la funda

y la paca en comas[2], Yeh.

Comas, de Messiah y Tali

 

Aún tengo recuerdos de mi pobreza ?

Lindos tiempos, pero ¡que pereza! ?

Dicen que palo doblao jamás se endereza ?

También dicen que el que no sueñe nunca progresa.

Rico por siempre, de Arcángel ?

De algún modo, tener un origen humilde le da al protagonista una suerte de autoridad no sólo para exhibir sus logros, sino también para agredir a quienes han tenido una suerte distinta.

En este contexto, son habituales los ataques contra quienes son pobres o tienen menos riqueza. Alguno llega al extremo de plantear la dicotomía de ser rico o suicidarse, como sugiere el tema citado inicialmente.

Este es parte de una canción a dos voces, en la que la principal es la del “dembowsero” millonario al que le sobra el dinero y la otra (que solo participa en el estribillo) es de su interlocutor pobre y, por pobre, desdichado.

Voz 1: A mí me persigue el dinero, ?no enchinchen el avipero, que si sobo se armó el juidero…

Voz 2: Yo no aguanto eta olla (3x) ?

Si en un año no me hago millonario me doy un tiro (4x) ?

Millonario al tiro, de El Alfa y La Manta. ?

 

Tengo un flow que cuando tú me ves lo que quieres es atracarme…

No, no, no, no, no digas que tú tiene cuarto, manito, porque usted no tiene na.

Barra[3] pa ya, tú no tira tela, tú nunca ha tao de na.

Versace, El Mayor Clásico

Ando en el Lamborghini dando para[4], haciendo cero

y lo bolsillo de ustedes jugando cero mata cero

Los cajeros, de El Alfa, Arcángel y Mark B.

En estas letras el dinero aparece como el objetivo más importante de las personas y el principal determinante del éxito y el ascenso social. Una vez se tiene mucho dinero, todo lo demás está dado. No hace falta más nada, excepto, paradójicamente, más dinero.

Yo tengo un Mercedes blanco,

y la funda en el banco,

si no es por un millón

de mi cama no me levanto.

Dinero fácil, de Musicólogo y el Mayor Clásico.

 

Vivo la vida tranquilo,

no tengo preocupaciones

porque yo solo me levanto

para contar millones.

Se me llenán los bolsillos, del Mayor Clásico.

El dinero se percibe como un fin tan legítimo que cualquier medio empleado para conseguirlo queda justificado. Por eso es frecuente que quienes cuentan las historias hagan alarde del uso de vías de dinero fácil, sin que esto suponga conflictos éticos o, desde este discurso, se perciba como algo cuestionable.

De hecho, en algunas piezas se llega a promover prácticas ilícitas tan graves como el sicariato, la prostitución infantil, el narcotráfico, el lavado de activos, el soborno y otras formas de delitos. Algunos ejemplos:

Y yo tengo, tengo un flow de millonario,

y siempre ando con los sicarios,

gatamos la funda en la discoteca, loco, porque no bucamo a diario.

Como lo capo, de El Mayor Clásico y Messiah

 

¿Qué lo que tú dices Villamán?

¿A cuál de estos palomos que se le va a dar cac-cac[5]?

Yo estoy ready, tengo los cueros en el blanco

Namá me das la luz que nos vamos pal Car Wash

Estribillo: Andamos con el FT (efectivo), sobornando gente como Odebrecht.

Dinero, Villamán y Chimbala

Me siento como el presidente, pensando como Danilo

Cada día que pasa toy más cuerdo que un casino

Yo no muevo kilos yo muevo toneladas

Y tengo a República Dominicana en para[6]

Se me llenán los bolsillos, El Mayor Clásico

Otras incluyen fragmentos como “al que me mira mucho yo lo que mando e a matalo“, o “dinero fácil yo tengo, yo me lo busco, un mago que tengo me dio to los trucos“.

En este aspecto también destacan estas líneas del tema Lo tenemos, de La Manta y otros “Dame la menor, que toy bellaco, yo pago dos millones por tapa si la destapo“.

La ostentación como certificado del éxito

En el discurso del dembow y el trap la ostentación no es cuestionada, todo lo contrario, es una virtud y parece fungir como certificado del éxito. Aquí, lo que no se muestra, no se tiene. Por eso es habitual que las letras de las canciones aborden sistemáticamente temas como el precio de las joyas, las prendas de vestir, los vehículos o las viviendas de la gente. Generalmente, es el emisor quien da testimonio de que usa prendas muy exclusivas y tiene bienes altamente costosos.

Aquí uno de los ejemplos más ilustrativos:

Tengo un perfume Versace que mete para

Porque me da alergia cuando yo no uso vaina cara

y no me mire mucho, que cuando viene a ve tu me azara

Ponte un poloché, che che

Ponte un pantalón, lon lon

Cómprate un reloj, loj loj

pa que de para

Versace, Versace

Versa, Versace

Cuando salgo pa la calle a mí me gritan Versace

fue que me cogí con esta vaina Versace

to lo que me pongo es Versace

toy tan futrao que a mi hijo le puse Versace

Mi carro es caro

mi anillo es caro

y mi Iphone es caro

Sigo dando la para rara rara rara

y tu me tiene jarto, dique usando ropa Zara

Versace, El Mayor Clásico

Al poner este aspecto en contexto, Tahira Vargas expresa que la ostentación y el despilfarro son características del modelo económico y social en que vivimos y, por lo tanto, no son algo de lo que los jóvenes que se expresan a través de la música urbana estén excluidos.

“Vivimos en una sociedad capitalista, que promueve el consumo y establece como símbolos de estatus social la ostentación. No es una característica única de nuestra sociedad, sino de todas las sociedades capitalistas y, por tanto, tampoco de nuestros jóvenes en particular”, explica.

¿Y las mujeres?

Aunque en la actualidad hay dominicanas bastante exitosas en el cultivo de este género, son relativamente pocas y se caracterizan por referirse de manera exclusiva al dinero con menor frecuencia que los hombres.

En general, las composiciones de mujeres muy conocidas tocan este aspecto de manera marginal o no lo hacen. De todos modos se pueden citar ejemplos interesantes. Uno es el tema Yo tengo lo mío, de Natti Natasha, a dúo con Messiah.

En esta canción la mujer tiene el poder que le permite poseer sus propios recursos económicos y rechaza el prejuicio que pudiera tener el hombre de que, en una relación con ella, sería proveedor.

Sin embargo, el discurso es contradictorio o, al menos ambiguo, porque más adelante la voz femenina pide lo suyo. Pudiera tratarse de dinero, pero lo cierto es que no queda claro:

Cuando tú me viste

tu pensaste rápido

que yo te iba a chapear

Yo tengo lo mío

no quiero lo tuyo

además tu no estás de nada

me mandaste una Rosé y te mande como diez pa’ atrás

Yo tengo lo mío

Yo tengo lo mío

Dame lo mío

Dame lo mío

Yo tengo lo mío, Natti Natasha y Messiah.

La violencia, ese rasgo cotidiano

La violencia es un rasgo constante en el discurso de la música urbana, y se ejerce en distintas direcciones. De manera directa y frontal, en el contexto de una rivalidad agresiva entre los exponentes del ritmo. La referencia a actos de traición son frecuentes y el narrador de la historia (autor de la letra) está siempre a la defensiva.

También resalta la violencia de género dirigida a la mujer, que en la mayoría de los casos aparece “cosificada”, como un trofeo destinado a quien tenga más dinero. Es utilizada también como arma que le sirve a los hombres para denigrar a sus rivales del mismo género. Por eso, frases como “tengo mi casa con piscina y se lo entierro a tu mujer, es más, hasta a tu vecina”, y “a cada rato veo tu nombre en el celular de tu mujer, tu llamando, ¡qué cura!”  no sorprenden a nadie en el contexto de la música urbana.

En otras ocasiones se valora a la mujer exclusivamente como proveedora de dinero:

Y a mi no me hables de mujeres que estén rotas

yo quiero mujeres que se busquen su moña

quiero coro con mujeres bacanas

mami chula que siempre anden con lana.

Commas, de Messiah y Tali. 

La violencia también está presente en el argot utilizado. El uso de términos y frases que hacen referencia a armas, asesinatos, peleas y ataques es frecuente.

“Nuestra cultura social está sostenida en la lógica de la permisividad y ambigüedad. Las fronteras, los límites son difusos. El mundo del crimen no es un mundo aparte, está presente en la vida cotidiana. La frontera entre el mundo del crimen y la vida social no existe… Solo en las películas los buenos y los malos están separados. En la realidad social, no”. Tahira Vargas, antropóloga social.

Ejemplos: “si tiro no fallo, hasta viendo el retrovisor”, “respeten para no abrirle un boquete”, entre otros.

Vale preguntarse si son expresiones literales o metafóricas. Tal vez no queda claro cuál es la barrera entre una cosa y otra ni si, en este caso, la hay.

Si se tratara de expresiones construidas en un sentido figurado, ¿por qué es tan predominante la metáfora inspirada en la violencia y el mundo del crimen? ¿Está asociado a la penetración de la violencia como rasgo y problema social?

Para Vargas, puede ser cualquiera de las dos posibilidades: “La música y las artes tienen siempre la apertura a distintas interpretaciones. Aun cuando estas letras sean tan obvias su obviedad no necesariamente cierra la posibilidad de distintas interpretaciones e intencionalidades”, expresa.

¿Por qué ostentación, dinero fácil y violencia?

¿Por qué ostentación, dinero fácil y violencia? Hay distintas formas de interpretar esta realidad. Tahira Vargas cita algunas. Primero, precisa que puede ser visto como reflejo de una sociedad en que estos males han permeado la interacción social. “El dinero fácil como modelo social no es solo de nuestro contexto social sino como parte de la promoción capitalista globalizante. El esfuerzo se combate con tecnología que promueve un estilo de vida de poco esfuerzo y facilidad para todo”, añade.

En segundo lugar, apunta que el dinero fácil es una cultura que se reproduce y extiende por la impunidad que caracteriza nuestro sistema social. “Esa impunidad tiene peso en las nuevas generaciones y se refleja con este tipo de letras”.

Otra forma de ver el asunto es como una sátira de esta sociedad: “Culturalmente tenemos un estilo de abordaje de la cotidianidad con humor y doble sentido, puede ser que sea una sátira a la corrupción y al dinero fácil”.

En este caso, el problema no sería menos grave, pues la sátira tiene como base la realidad a la que se refiere.

En todos los casos hay un fondo común: la letra del dembow y el trap es, si acaso, la sábana. La fiebre está en el tipo de sociedad que hemos construido y que, a veces, cuando se le presta oído con seriedad, alarma.


[1] En el argot urbano, moña significa mucho dinero.

[2] Con paca hace alusión a un volumen grande y las comas, al parecer, se usan para hacer referencias a números o montos altos, con muchos dígitos y, por lo tanto, separados por muchas comas.

[3] Aparentemente, barra puede ser una variación de vaya (verbo ir) en el argot utilizado por el músico. En este caso quiere decir vaya para allá. También puede ser del verbo barrer, con un uso metafórico.

[4] Dando para: siendo lo máximo, asombrando a los demás.

[5] Hace referencia a quitarle la vida o agredir a alguien.

[6] Quiere expresar que tiene a RD maravillada.

Fuente: Argentarium.com