Cuando el grupo francés de consultoría tecnológica Altran abrió una nueva filial en Oporto, en el norte de Portugal, tuvo que idear una campaña de contratación original, debido a la escasez de mano de obra cualificada en el país.

El personal de la compañía decidió recibir a unos 50 jóvenes titulados a bordo de un barco anclado en el río Duero, con vistas al pintoresco casco antiguo de la ciudad y su emblemático puente metálico diseñado por un discípulo de Gustave Eiffel.



Portugal

«Ante la falta de profesionales en el sector tecnológico, hemos tenido que llamar su atención de una forma más atractiva», explica a la AFP el director de recursos humanos de Altran Portugal, Ricardo Machado.

El evento, que tuvo lugar en julio, le permitió cubrir unos 20 puestos de trabajo, y Altran se plantea organizar una campaña similar este año.



El ejemplo del grupo francés muestra las dificultades que afrontan las empresas a la hora de contratar a mano de obra cualificada en Portugal, cuyo repunte económico se ve por tanto frenado por una escasez de talentos.

El país europeo logró superar la crisis de la deuda que, en 2011, lo llevó al borde de la quiebra y hundió su economía en la recesión. Impulsado por el crecimiento del turismo y de las exportaciones, Portugal registró en 2017 un repunte del 2,7%, su mayor alza del PIB anual desde 2000.

La mejoría viene acompañada de una caída de la tasa de desempleo, que se situó en el 7,9% en enero, muy lejos del nivel récord del 17,5% que había alcanzado en 2013.

– Fracaso escolar –

A pesar de esos buenos datos, las empresas de sectores tan dispares como el turismo o la industria textil se quejan de tener dificultades para contratar a trabajadores cualificados.

Según un informe de la empresa de consultoría en recursos humanos Stanton Chase, más de la mitad de los empresarios portugueses (55%) consideran que su principal dificultad consiste en encontrar mano de obra formada.

«Comprobamos en todos los sectores una enorme penuria de trabajadores cualificados», confirma el presidente de la principal patronal portuguesa, Antonio Saraiva.

Pese a las reformas educativas que mejoraron las estadísticas nacionales en los últimos años, el país sigue teniendo una de las tasas de fracaso escolar más altas de Europa.

En Portugal, sólo el 24% de la población adulta ha hecho estudios superiores, frente a un 34,6% en Francia o un 46% en Reino Unidos, según datos publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), compuesta por 35 países desarrollados.

De aquí a 2022, la industria automovilística, clave para la economía portuguesa, necesitará contratar a cerca de 10.000 personas, un tercio de las cuales deberán tener competencias técnicas, explicó el mes pasado José Couto, presidente de Mobinov, un lobby que representa a las 975 empresas del sector.

«No tenemos en nuestro sistema universitario bastante gente con esas cualificaciones», dijo Couto, resumiendo el sentir general de los participantes de una conferencia económica celebrada en Cascais, una pequeña ciudad balneario situada al oeste de Lisboa.

– «Pequeña revolución» –

La crisis financiera de 2011 y la posterior recesión agravaron el problema al llevar a muchos jóvenes titulados al exilio por la falta de oportunidades.

Durante esos años de dificultades, Portugal perdió cerca de una quinta parte de su mano de obra cualificada, según un estudio de la Universidad de Coímbra (centro).

En un informe reciente, la OCDE animó a Portugal a desarrollar la formación profesional para mejorar el potencial de crecimiento de su economía «atenuando las lagunas a las que se enfrentan las empresas portuguesas».

Las universidades portuguesas empezaron a formar a más estudiantes, pero habrá que esperar a su llegada al mercado laboral para que la economía se beneficie de ello, aseguró el ministro de Economía, Manuel Caldeira Cabral, durante la conferencia de Cascais.

En Alemania, el número de personas de entre 55 y 65 años con un título universitario es tres veces superior al de Portugal, pero en la franja de edad entre los 25 y los 35 años, el país ibérico «tiene una proporción de titulados ligeramente superior a la de Alemania», explicó.

«Esto es lo que ha cambiado y es una pequeña revolución. Esto debería aportar unas ganancias de productividad muy importantes en el futuro», recalcó el ministro.