Los 60 millones de italianos obligados a un largo e inédito aislamiento cuentan con un verdadero manual para la vida diaria en el que se recomienda abandonar la vida social, pero sí se permite correr en solitario o sacar a pasear al perro.

– Desplazarse –

Los italianos pueden salir a trabajar, a consultar el médico o a comprar alimentos. Pero esos desplazamientos deben ser justificados por lo que deben presentar una declaración firmada, que puede ser verificada por la policía.



La policía no ha montado puestos de control y cuenta más bien con el sentido de responsabilidad de la población ante una enfermedad que ataca sobre todo a las personas de la tercera edad y a las más vulnerables, explica continuamente a través de los medios de comunicación.



El transporte público y los taxis no tienen restricciones. Pero las calles están vacías, como explica Daniele, un taxista de 59 años de Milán: «La ciudad está como en toque de queda», resume.

Este miércoles las estaciones de trenes de todas las ciudades estaban casi vacías, muchos trenes cancelados. Los altavoces advierten a los viajeros que deben firmar una declaración para poder viajar.

El transporte de mercancías, de animales y paquetes no ha sufrido restricciones.

Se autoriza hacer ejercicio al aire libre, pero en solitario y no en grupo.

– Trabajar, estudiar –

Bajo el lema «estoy en casa» el gobierno ha tratado de comunicar a través de todos los medios de comunicación que se trata de una medida por el bien de todos y no represiva o dictatorial.

Por lo tanto, se recomienda el teletrabajo, o tomarse unos días libres y descansar.

Las oficinas públicas permanecen abiertas por ahora, pero el gobierno aconseja utilizar los servicios por internet.

Las escuelas y universidades están cerradas, pero muchas ofrecen clases a distancia, la emisoras públicas han programado lecturas de libros importantes y lecciones dadas por conocidos intelectuales.

– Visitas –

Los viajes turísticos se deben evitar. Los turistas italianos y extranjeros que se encuentran en Italia deben limitar sus viajes a lo necesario y regresar a sus casas.

«Invito a los turistas a volver a casa», lanzó un concejal de la turística Valle de Aosta, en la frontera entre Francia y Suiza.

«Tenemos un solo hospital», advirtió el concejal Mauro Baccega.

Las cafeterías, bares y restaurantes están cerrados por decisión del gobierno. Inicialmente había autorizado su apertura de las 06H00 a las 18H00, pero los clientes debían respetar una distancia de al menos un metro entre ellos.

Todos los eventos culturales, deportivos, religiosos o festivos están suspendidos. Incluso el fútbol.

Las competiciones organizadas por entidades internacionales se deben realizar sin público y a puerta cerrada.

Los lugares de culto permanecerán abiertos, siempre que se respete la distancia de al menos un metro. Las ceremonias religiosas (bodas, bautismos, funerales, oraciones de los viernes de los musulmanes) están prohibidas.

– Consumir –

Solo las tiendas que venden alimentos como los supermercados, y productos de salud, como las farmacias, permanecen abiertos. Los demás comercios estarán cerrados, según las restricciones anunciadas por el gobierno el miércoles por la noche.

«Los italianos están invitados a hacer sus compras y mercado sin temor a la escasez», insiste a diario el gobierno.

El personal de los supermercados trabaja con guantes y mascarilla.

Salir para comer con familiares se considera un viaje innecesario, por lo que teóricamente está prohibido. Los padres divorciados pueden viajar para ver a sus hijos si son menores de edad. Se permite cuidar a los ancianos, pero evitando en lo posible el contacto físico.