Los abogados del expresidente francés Nicolas Sarkozy (2007-2012), juzgado en apelación por corrupción y tráfico de influencias en el llamado caso de las «escuchas», abogaron este jueves por la absolución, antes de que se conozca el veredicto, el 17 de mayo.

La defensa denunció una acusación construida sobre «arenas movedizas» de escuchas telefónicas «ilegales» y carente de «valor probatorio».



«No hay otra acusación en este caso» que este «material incierto», declaró Jacqueline Laffont, abogada de Sarkozy, que está siendo juzgado junto a su abogado y amigo Thierry Herzog y un antiguo magistrado, Gilbert Azibert.

El exjefe de Estado prometió «luchar hasta su último aliento» por su «inocencia».



La fiscalía, por su parte, calificó el caso como «de una gravedad sin precedentes» y pidió el miércoles tres años de prisión en suspenso para los tres hombres.

En primera instancia, los tres coacusados fueron condenados a tres años de prisión, incluido un año de cárcel, lo que convierte a Sarkozy en el primer expresidente de la V República condenado a una pena de prisión.

El caso remonta a comienzos de 2014, cuando los dos teléfonos de Sarkozy estaban bajo escucha por parte de la justicia en otra investigación sobre la presunta financiación libia de su campaña en 2007.

Los investigadores descubrieron entonces la existencia de una tercera línea telefónica bajo el pseudónimo de «Paul Bismuth», que le servía para hablar sin temor a ser escuchado con su abogado y amigo Thierry Herzog.

Según la acusación, ambos organizaron así un pacto de corrupción con Gilbert Azibert, fiscal en la Corte de Casación, que habría ofrecido su ayuda en un caso a cambio de un puesto prestigioso en Mónaco.

Sarkozy quería entonces que el alto tribunal anulara la incautación de sus diarios presidenciales en el marco de la investigación sobre el abuso de debilidad de la heredera de L’Oréal, Liliane Bettencourt.