El jefe del grupo paramilitar Wagner, Yevgueny Prigozhin, tenía la intención de detener a los jefes de las fuerzas armadas rusas pero estos descubrieron sus planes obligándole a adelantar la rebelión de la semana pasada, asegura este miércoles el Wall Street Journal.

Según el periódico, que cita a funcionarios occidentales anónimos, Prigozhin quería arrestar a Serguéi Shoigu, ministro de Defensa, y al jefe del Estado Mayor, general Valeri Guerasimov, durante un viaje previsto al sur del país.



Pero el servicio de seguridad nacional ruso FSB se enteró del plan y Shoigu y Guerasimov cambiaron el viaje, señala el periódico.

Esto obligó a Prigozhin a adelantar sus planes y el viernes sus fuerzas se apoderaron del cuartel general de Rostov del Don, un centro logístico y de mando clave para la guerra en Ucrania, antes de iniciar una marcha hacia Moscú.



El sábado el jefe paramilitar retrocedió. El lunes explicó que su intención era salvar a la organización y no apoderarse del poder.

El jefe de Wagner acusa al ministro de Defensa ruso y al jefe del Estado Mayor de ser incompetentes y de haber sacrificado a decenas de miles de militares en Ucrania.

Citando también a funcionarios estadounidenses no identificados, el New York Times informó que el general ruso Serguéi Surovikin conocía de antemano las intenciones de Prigozhin.

El comandante de la Guardia Nacional rusa, Viktor Zolotov, citado por la agencia rusa Interfax, estimó que la rebelión fue «preparada» por servicios de inteligencia occidentales que «estaban al corriente semanas antes de que comenzara».