El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, criticó el miércoles a la Unión Europea (UE) por haber insistido en que el «fascista» y «nazi» presidente de Ucrania”, Volodomir Zelenski, asistiera a la  reciente cumbre del bloque con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

«En esta reunión de la Unión Europea con la CELAC querían meter al fascista, al nazi presidente de Ucrania, que estuviera ahi» y luego en presentar una declaración sin consenso sobre Ucrania, dijo Ortega en un discurso en el acto central de celebración de los 44 años del triunfo de la revolución sandinista.



La cumbre de Bruselas entre la UE y la CELAC concluyó el martes con una declaración que expresa «preocupación» por «la guerra contra Ucrania» pero evitó referirse a Rusia, tras arduas negociaciones que no consiguieron consenso con Nicaragua.

«Hay un principio en estas reuniones, tienen que tomarse las resoluciones por consenso (…), si uno se opone, ya no pasa”, indicó Ortega en un discurso de más de una hora y media.



Añadió que la UE rechazó incluir el cese de las sanciones económicas contra Venezuela y Nicaragua en el acuerdo adoptado en la cubre.

«Planteamos que también se redactara allí el acuerdo donde se llamaba a cesar la política de agresiones, sanciones contra Cuba en primer lugar Venezuela y Nicaragua. No aceptaron poner a Venezuela y Nicaragua», agregó Ortega.

Miles de jóvenes vestidos con camisas blancas y decenas de invitados especiales asistieron al acto en la Plaza de la Dignidad Nacional de Managua, donde ondearon la bandera roja y negra del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

 

– Elogio a Gadafi –

En el acto, Ortega elogió al asesinado líder libio Muamar Gadafi, quien «era un soporte en esa región, empujaba para la unidad de los pueblos árabes».

«No podemos nosotros olvidar a Gadafi (…), se solidarizó con Nicaragua y nos dio solidaridad incondicional», sostuvo tras señalar que Estados Unidos y sus aliados europeos «destruyeron Libia».

Ortega también exhortó a su par de Colombia, Gustavo Petro, para buscar «la forma de plasmar un acuerdo» limítrofe luego del fallo de la Corte Internacional de Justicia, que la semana pasada rechazó una petición nicaragüense para extender su plataforma marítima.

«Con el mejor espíritu de paz, de entendimiento le hago llegar este mensaje al presidente Petro”, agregó Ortega tras recordar un fallo de La Haya que el 2012 accedió al reclamo de Nicaragua sobre 75.000 kilómetros cuadrados de territorio en el mar Caribe.

También fustigó varias veces a Estados Unidos.

– Festejos –

Miles de partidarios del gobierno de Ortega participaron desde la noche del martes en una vigilia que culminó la madrugada del miércoles con fuegos artificiales, en celebración de los 44 años del triunfo de la revolución sandinista.

La concentración en la Plaza la Fe, frente al lago de Managua, antecedió al acto central de Ortega, quien dirigió el gobierno sandinista en la década de 1980 y retornó al poder en el 2007.

«Estamos celebrando 44 años de revolución, a 44 años el pueblo de Nicaragua sigue en las sendas de la paz del amor, del progreso, la educación y la salud, 44 años de revolución», dijo a la AFP el militante sandinista Carlos López, de 59 años.

Grupos musicales amenizaron la vigilia y miles de personas ondeaban la bandera roja y negra del FSLN.

Los actos por el aniversario de la revolución comenzaron el 11 de junio en todo el país por la gesta de la entonces guerrilla de izquierda del FSLN, que derrocó al dictador Anastasio Somoza el 19 de julio de 1979.

«Vivimos en libertad, con mucha prosperidad, y en paz que es lo principal, tenemos mucho progreso, muchos hospitales, muchas carreteras, muchas universidades, podemos vivir en paz y en libertad», comentó a la AFP Verónica García, de 60 años.

El gobierno de Ortega ha sido sancionado por Estados Unidos y la Unión Europea por la mano dura con la que ha actuado contra opositores desde las violentas protestas de 2018.

Ortega asegura que las protestas eran un intento de golpe de Estado patrocinado por Washington.

Algunos líderes sandinistas que participaron en la revolución acompañaron las protestas de 2018 y recibieron sanciones del gobierno, entre ellas la expatriación, el despojo de su nacionalidad y la confiscación de bienes.