Hay actitudes que parecerían ser distintas, pero en realidad, son lo mismo.

-Borrar los versos de Miguel Hernández en el Cementerio de La Almudena; un lugar previsto como homenaje para las víctimas de la represión franquista en Madrid (por órdenes de la alcaldía del Partido Popular, de derecha.



-Prohibir las obras de teatro basadas en textos de Virginia Woolf o Lope de Vega, por los ayuntamientos que controla Vox, ultraderechista organización española.

-Llamar a boicot a la Feria del Libro Santo Domingo 2023.-



Esas actitudes, de sello tan totalitario, no se diferencian en nada, a pesar del tiempo y la distancia, son ramas de la misma arboleda.

La trama, que se origina a partir del pensamiento único, tiene muchas aristas y es fácil caer en sus tejidos tormentosos, aparentando una postura progresista.

Defendemos la publicación del comunicado llamando a boicotear la Feria del Libro debido a que el nuestro es un país de libertades que garantiza el derecho a la expresión del pensamiento, de todo el pensamiento.

Y esa postura incluso a los criterios de quienes aspiran a censurar la más grande manifestación cultural en torno al libro.

Es su derecho.

Este país, a pesar de ser una nación subdesarrollada, tiene linderos de libertad de expresión que garantizan en curso de las ideas y las posiciones.

Lo que hay que ver, es hasta qué punto el boicot a que se ha llamado contra la Feria del Libro, es distinto de la amenaza publicada por “La nueva orden dominicana” (expresión del fascismo “nacionalista” criollo) cuando se anunció el pasado 2022, dentro del programa de la Feria del Libro 2022, la puesta en circulación de un libro de una autora haitiana.

Ese evento fue cancelado y fue irresponsable haberlo suspendido.

Ese libro debió presentarse el libro y garantizar el derecho de esa escritora a presentar su libro a contrapelo de los seguidores ultraderechistas que abogan por el pensamiento único, el propio.

Las autoridades, se supone, cuentan con recursos de seguridad suficientes como para que un libro sea presentado en un evento cultural.

¿Hay que convencer a las dominicanas y dominicanos que firman ese despropósito, esquivo por sus causas, de la transparente línea de organización que ha tenido este evento, por parte de gente que merece un mínimo de respeto, no ya siquiera admiración?

Boicotear una feria del libro, no solo es fascismo enmascarado en nombre de la lucha antifascista, es criminal, a propósito del comunicado express suscrito por 51 escritores y artistas, 43 de los cuales no viven ni conocen el ambiente cultural dominicano, ni han sufrido raramente censura dominicana a ningún nivel.

Virginia Woolf, escritora británica

Ese comunicado fue enviado, tras ubicar dos o tres listados de envíos de correos (maning list’s) para hacerlo llegar decenas de escritores internacionales que prestan su firma a todo lo que se asimile a posturas progresistas, lo cual reditúa prestigio de izquierda y ratifica trayectorias ejemplares. Siempre es prestigioso apoyar causas como la lucha contra el racismo y la censura.

Son anti valores preferentemente rechazados. Aun cuando para adherirse a ellos, se esté siendo tan totalitarios como la ultraderecha española.

Atentar contra un patrimonio cultural que tiene como centro el libro, evento estelar que se ha instalado en el sentir popular y que ha recibido apoyo de las gestiones de gobierno de Joaquín Balaguer, (quien la estableció como evento, por sugerencia de Rafael Herrera, director del Listín Diario), los perredeístas Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco, Hipólito Mejía, el entonces peledeista Leonel Fernández (que se ocupó de dotarla de un nuevo nivel) y Danilo Medina, que la apoyó al igual que los demás por la conocida continuidad de Estado y finalmente respaldada por el perremeista gobierno de Luis Rodolfo Abinader Corona.

La feria del libro no pertenece a gobiernos.

Es sustentada por fondos públicos. La organizan instituciones ministeriales con fondos públicos que aportamos todos y todas. Y así debe ser entendida. Y así debe ser respetada. Hay que ser muy irresponsable para atentar contra una feria que honra a la crítica de arte, narradora, investigadora y poeta Jeanette Miller, en el más importante que habrá de recibir en su vida, luego de su Premio Nacional de Literatura, otorgado por Fundación Corripio y el Ministerio de Cultura, (2011).

La Feria del Libro es propiedad cultural social de la gente, pausa y respiro para el encuentro con la cultura como derecho de quienes no disfrutan de los ambientes refinados de New York, los jardines de Campos Elíseos en París o los ambientes académicos de educación superior de Massachusetts.

Así de sencillo es lo que permite la facilidad digital: redactar un texto, – sin importar lo stalinista que resulte al final por los métodos de fuerza sugeridos, para obtener titulares, nombradía personal y esa deliciosa sensación de rebeldía con causa, o sin ella. Una inconsecuente falta de respeto a un evento, alegando censura. ¿Cuál censura? ¿Cuál evento, personalidad, hasta ahora inexistentes?

Nos consta como la organización de la Feria del Libro convocó públicamente a los y las interesadas en participar para que presenten sus propuestas y es sabido que desde entonces – hace meses – dijeron “No vamos a participar”, autoexcluyéndose por rechazo al país invitado: Israel, que es otro tema. Un tema dado.

En lo personal, habríamos preferido que se dedicara la feria a un país hermano de América Latina, o a una nación de raíces latinas como Italia, que tiene tantos aportes culturales a la vida nacional (demostrado con el libro El legado italiano en RD (2021) Pero no es nuestro deseo el que determina eso.

No trabajamos para el Ministerio de Cultura.

No somos vocero de nadie, pero eso no nos impide que nos duela la inconsecuencia y él extravió de metas y objetivos.

En todo caso, lo que conmemora la Feria del Libro 2023, es la cultura de Israel, de un pueblo con artistas de todo tipo, escritores, cineastas, escultores, pintores, músicos, con una filmografía de altísimo compromiso y que – suponemos – y lastimeramente, no conocen los firmantes del comunicado.

Boicotear la Feria del Libro es una actitud totalitaria y peligrosa, máxime cuando proviene de escritores. Una verdadera lástima.

Que se autoexcluya todo el que quiera, con los argumentos que quiera, pero por Dios, encontremos la necesaria dosis mínima de respeto a quienes trabajan.

Una buena idea alternativa, sería hacer una Feria del Libro Alternativa, así el publico tendría más opciones, pero claro, implica trabajo.

ENLACES VINCULADOS

Comunicado que llama a boicot contra la Feria del Libro Santo Domingo 2022

Escritores y activistas acusan al gobierno de persecución racista y llaman a boicot contra la Feria del Libro dedicada a Israel

Respuesta del escritor Aquiles Julián 

Libro Legado italiano en RD (2021)