Las familias de los más de 220 rehenes capturados por Hamás en su sangrienta incursión en Israel el 7 de octubre exigieron este sábado «respuestas» al gobierno, que anunció que la guerra contra el movimiento islamista será «larga y difícil» en Gaza, bombardeada día y noche.

«Las familias no duermen. Quieren respuestas. Merecen respuestas», reclamó en Tel Aviv Haïm Rubinstein, de 35 años y portavoz del Foro de familias de rehenes y desaparecidos.



El primer ministro ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se reunió este sábado con los familiares de los cautivos y les informó que las autoridades examinarían «todas las opciones» para liberarlos.

Los dos objetivos de la guerra, insistió, son «destruir» Hamás y «traer a los rehenes de vuelta a casa». 



El jefe de Hamás en la Franja de Gaza, Tahya Sinwar, afirmó que el movimiento islamista estaba dispuesto a efectuar un canje «inmediato» de los rehenes en su poder por los presos palestinos en Israel.

«Cuanto más les golpeemos, más dispuestos estarán a llegar a algún tipo de acuerdo, y podremos traer a casa a nuestros queridos rehenes», aseguró por su parte el ministro de Defensa, Yoav Gallant.

Las familias de los rehenes expresaron su preocupación por la intensificación de los bombardeos y las incursiones terrestres del ejército israelí en Gaza desde el viernes.

 

– «¡Ahora!» –

 

«Sea cual sea el acuerdo propuesto, debe ser aceptado de inmediato», imploró Ifat Kalderon, cuya familia está retenida por los milicianos de Hamás.

Antes de ser recibidos por Netanyahu, los familiares de los rehenes expresaron su desesperación en Tel Aviv y reclamaron la liberación de sus allegados. «¡Ahora, ahora, ahora!», gritaron entre lágrimas.

«Queremos que regresen ahora, ¡no comemos, no dormimos! Tráiganlos a casa, ¿no tienen corazón?», lanzó Stella Samerano, sosteniendo una foto de su nieto Jonathan.

Milicianos de Hamás se infiltraron el 7 de octubre por tierra, mar y aire en Israel desde el sur de Gaza, en el ataque más letal desde la creación del Estado hebreo en 1948.

Más de 1.400 personas murieron del lado israelí, principalmente civiles asesinados por Hamás, según las autoridades israelíes, que identificaron 230 rehenes secuestrados por el grupo islamista en el ataque. Solo cuatro mujeres fueron liberadas.

Israel bombardea desde entonces la Franja de Gaza. Hamás, que gobierna este territorio desde 2007, afirma que los ataques aéreos ya dejaron más de 8.000 muertos.

Los rostros y las historias de los rehenes están omnipresentes en los diarios y las redes sociales israelíes. Son jóvenes, ancianos, niños, adultos e incluso recién nacidos.

 

– «Les esperamos» –

 

La incursión de las tropas israelíes en la Franja y la intensificación de los bombardeos alimentan la inquietud de los familiares.

El brazo armado de Hamás afirmó el jueves que «casi 50» rehenes habían muerto en los bombardeos israelíes desde el 7 de octubre. La AFP no pudo verificar ese dato de manera independiente.

El sábado por la mañana, el ejército israelí dijo centrarse en la red de túneles subterráneos donde Hamás realiza sus operaciones, un enorme laberinto en el que hay retenidos al menos una parte de los rehenes.

Ilan Zercharya dice que está «aterrorizado» desde la intensificación de los bombardeos. Su sobrina Eden fue secuestrada en el festival Nova, donde más de 230 personas fueron asesinadas por los combatientes de Hamás.

El sábado, muchos lucían camisetas con las fotografías de sus familiares estampadas.

En una larga pancarta blanca escribían mensajes: «Les esperamos» o «Por favor, liberen a nuestros niños, nuestros hermanos, nuestras hermanas, nuestros padres».

Muchos lamentaban el silencio de las autoridades, algunos mostraban retratos de Netanyahu con el rostro manchado de sangre. Otros dicen que entienden el secreto de las operaciones. A veces surgen tensiones, pero les une la angustia.

«Estoy aquí porque necesito hablar por ellos», dice Inbal Zach, de 38 años, cuyo primo Tal Shoham fue secuestrado en el kibutz de Be’eri junto a otros seis miembros de su familia.

«No sabemos nada de qué les ha pasado. No sabemos si fueron ejecutados, si recibieron la visita de un médico, si tienen comida», explica.

La cólera contra los secuestradores se apodera de algunos. «¿Quieren derechos? ¿Electricidad? ¿Agua? ¿Ayuda humanitaria? ¿Comida? ¡Liberen a los rehenes! Simple ecuación», afirma Zechariya.