El empresario José Luis Corripio Estrada (Pepín) dijo ayer que el país tiene varios millones de aspirantes a corruptos, que calificó como una metástasis peligrosa que hay que evitar.

“Hay mucha insistencia en casos aislados de corrupción, lo cual es correcto, y deben ser aclarados y perseguidos, pero hay un daño mayor que es la metástasis de la corrupción que hace el pueblo”, indicó el acreditado empresario.



Indica el diario Dominicanoshoy.com que al preguntársele cómo evitar esa metástasis, sostuvo que con una justa distribución justa de la riqueza. “El día que alguien descubrió cómo hacerse rico fácilmente, sin hacer esfuerzo y sacrificio ahí se dañó la cosa que ese es el método que a todos les gusta, hacerse rico sin trabajar”, apuntó.



Entre tanto, Corripio valoró el 2017 como un año de progreso con todos los altos y bajos que tiene actualmente el país.

Se expresó en esos términos, tras el Senado de la República entregarle una resolución mediante la cual le reconoce a él y su familia sus invaluables aportes al país y la celebración del centenario de la llegada al país.

Al recibirlo, Corripio destacó que la corrupción sigue siendo un problema mundial, y consideró que el daño mayor es que muchas veces la población pierde la noción de lo correcto e incorrecto.

Destacó que su familia lleva 100 años trabajando y que lo ha hecho de forma demencial, a veces con más éxitos o menos, pero lo esencial es que hay que hacer lo que se debe hacer.

Señaló que para evitar la corrupción el Estado debe corresponder con un reconocimiento de los funcionarios públicos consagrados.

Citó como ejemplo la labor de algunos senadores y funcionarios normales que pueden tener el seguro asegurado, para que no vean en el futuro cosas feas. La juventud decir yo trabajaré para el Estado y al final de cuentas termina con una pensión exigua, que no se le puede pedir milagros a la gente, tu no le puedes pedir que trabajen que trabajen sin que vea su futuro y reconocimiento asegurado. Se debe establecer muy claro una línea divisoria entre el funcionario honesto y aquel que no lo es. Tiene que haber dos líneas definidas muy claras.