No siempre sabemos con exactitud cómo interceder por los demás, o incluso por nosotros mismos. En Colosenses, encontramos la oración del apóstol Pablo por los creyentes de esa iglesia. Lo que resulta interesante es la ausencia de muchas de las peticiones que por lo general le hacemos al Señor: salud, dinero o bienestar. La oración del apóstol se enfoca en las necesidades espirituales de los creyentes, y es un modelo que todos podemos seguir al orar.

A menudo, somos impacientes en la oración y queremos que Dios responda de inmediato. En cambio, Pablo no estaba agobiado por la búsqueda de respuestas rápidas, y nunca dejaba de interceder en oración por los colosenses. Estaba seguro de que Dios lo escucharía, y también sabía que el crecimiento espiritual es un proceso de toda la vida, no una solución rápida.



Pablo no se conformaba con la simple súplica de: “Señor, bendice a la iglesia en Colosas”. Se preocupaba de verdad por las personas, y se enfocó en lo que Dios deseaba para ellas: que conocieran la voluntad del Padre, que anduvieran como era digno de Él, y que fueran fortalecidas con su poder.

El Señor desea responder las peticiones que se alinean con su voluntad. Por supuesto, también debemos hablar con nuestro Padre acerca de nuestras preocupaciones físicas y emocionales, pero no debemos pasar por alto nuestra necesidad de un crecimiento espiritual constante. Por medio de Pablo, Dios nos ha dado una oración a seguir que anhela responder.



Cuando usted no sepa cómo orar por los demás, deje que esta oración guíe sus peticiones. Luego sea paciente, y recuerde que Dios responde las oraciones de la mejor manera y en el mejor momento.

Fuente Encontacto.org