JOHNNY ARRENDEL / Es bonita la historia del merengue. De las orquestas, sus líderes, cantantes, músicos, arreglistas, compositores, coreógrafos y promotores.

Contarla a través de video entrevistas se ha popularizado en los últimos años, mediante plataformas digitales de YouTube, Instagram y Facebook. Algunos han llegado a la televisión broadcasting.



Sin embargo, lo que sale a relucir sobre la industria del merengue es en general de estética agradable, con las excepciones de relatos sobre el escabroso mundo de las drogas y sus exponentes.

En algún que otro video se ha hablado también del acoso sexual en el arte, tanto a mujeres como a hombres.



Hay que decir que algunas de las incursiones en las narcoadicciones por parte de merengueros tuvieron un final de recuperación, como es el caso de Fernando Villalona.

Pero el tremendo contraste de que durante los años 90, 80 y aún en los 70, los músicos y coristas, coprotagonistas del éxito artístico y económico de la bandas, junto a los líderes, recibían un mejor trato que hoy, se mantenía soslayado.

Una situación extraña y difícil de asimilar porque resulta que es en esta época cuando el dinero y la prosperidad han llegado en grande a la música.

Ha sido el periodista y youtuber José Peguero quien ha sacado a la luz lo que sucede en el trasfondo del negocio del merengue, fuera de los spotligth y tarimas y la verdad es que se dan situaciones desde sórdidas a patéticas.

Para muestra, varios botones: orquestas y grupos establecidos, como Eddy Herrera, Fernando Villalona, Toño Rosario, Omega, Anthony Santos, entre otros, se han visto sometidas a menudo por ex músicos que se quejan de malos tratos y reclaman compensaciones y prestaciones.

Esas bandas, que tienen cotizaciones muy altas, pagan salarios y tarifas muy bajas a sus músicos, que oscilan entre 3,500 y seis mil pesos por cada baile y otros tipos de actuaciones.

El abogado y músico, Dinavit Honoret, ha denunciado que las organizaciones musicales que cotizan en el Sistema de Seguridad Social les reportan sueldos ínfimos a sus músicos con tal de disminuir sus costos laborales

Pero ese truco perjudica a los músicos más allá de sus malas condiciones laborales de la actualidad, ya que sus expectativas de montos de pensiones, cuando se retiren, son muy bajas.

Honoret, quien aunque se dedica a las leyes conoce bien la industria musical porque tocó con muchas orquestas y con baladistas, reconoce, empero, que hay excepciones honrosas en materia de trato a sus colaboradores entre los líderes merengueros.

Destaca que Sergio Vargas, Los Rosario, y Héctor Acosta, pagan bien a sus músicos y les conceden bonos y otros beneficios laborales.

¿Los millones del Plan Social, a donde fueron a parar?

Para diciembre de 2020, en plena pandemia del covid, el Plan Social de la Presidencia dispuso la entrega de más de cien millones de pesos para distribuir entre las orquestas de merengue y salsa; conjuntos típicos; de bachata y exponentes urbanos, a fin de compensar el cierre de actividades festivas.

Dinavit observa que aunque la intención fue buena, el método de distribución se prestó para que los líderes tomaran sumas millonarias y no se sintieran en la obligación de repartir nada con sus músicos.

Cuando la acción del Plan Social fue descalificada por la Dirección de Ética Gubernamental y se pidió devolver el dinero, el director musical Ramón Orlando declaró que era imposible, porque ya se había distribuido. Sin embargo, sus músicos negaron que les tocara algo de ese menudo.

O sea, que artistas millonarios como Villalona, Bonny Cepeda, Kinito, Pochy, Mirian Cruz y Mozart La Para, fueron ayudados por el gobierno «para que no se murieran de hambre», mientras sus músicos, en verdad necesitados, olían donde guisan.

La campaña electoral y la música

Los creativos musicales tienen en las campañas electorales un terreno propicio para ganar influencias y dinero al poner su talento al servicio de los candidatos.

Lo hacen tanto por sus simpatías hacia determinados exponentes o partidos o simplemente de manera profesional.

Pero en todo caso, hay que buscarles sus cuartos, porque las ideas y el talento tienen precios.

En tal sentido, compositores y publicistas como Peña Suazo, Nelson de la Olla, Kinito e Ismael Olmos mantienen abiertas las factorías de ideas en busca de crear melodías y frases con potencial de pegar e impulsar un proyecto político.

Para las elecciones pasadas el gran tablazo musical fue el «Se van», desarrollado a partir de una idea de Johnny Ventura (fallecido en 2021) y pulida junto al pianista y arreglista Henry Jiménez, con la colaboración de Roberto del Castillo y Jandy Ventura.

La pieza fue el estandarte para expulsar del poder al Danilato, o régimen encabezado por Danilo Medina.

Esta cuestión viene a propósito de que, como dije, los creativos sacan sus beneficios de la pegada de los temas musicales de interés electoral. Por tanto, deberían también repartir una parte con los músicos que suben a tarima en las caravanas y concentraciones políticas.

Pero únicamente les pagan sus tarifas, como en un baile normal, según supimos.

Foto de portada: Programa Ibermedia